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Organizaciones indígenas y campesinas rechazaron firmemente la Ley Monsanto, debido a que ésta representa un intento de privatización de las semillas y es un atentado contra los conocimientos ancestrales de Guatemala.

David Paredes, coordinador de la Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (REDSAG), explicó que la iniciativa de ley 6283, violenta las formas y organizaciones de las comunidades originarias guatemaltecas.

Paredes señaló que, “la Ley Monsanto, 6283, es un convenio internacional amparado por los tratados de libre comercio que favorece el biocomercio”.

De acuerdo a las organizaciones, esta ley es grave y altamente dañina para las semillas nativas y todos los recursos genéticos de variedades ancestrales y milenarias que existen en el país.

Paredes aclaró que registrar estas nuevas variedades invisibiliza la labor campesina histórica y milenaria. Además de privilegiar al sector empresarial por encima de los derechos indígenas y campesinos.

“Este mecanismo pone en serio riesgo los conocimientos ancestrales científicos de las comunidades originarias …  Estas empresas hacen alarde de sus semillas, falsamente mejoradas, que tienen como base genética y las variantes de los pueblos históricos. Al registrar las nuevas variedades de semillas se invisibiliza toda la labor campesina”, declaró Paredes.

Según lo dispuesto en la propuesta 6283 en el artículo 44, aquellos que se dediquen a la producción, venta o contratación de transporte de cualquier material que esté sujeto a protección o regulación bajo esta legislación, podrán enfrentar sentencias que oscilan entre uno y cuatro años de encarcelamiento, además de multas que varían entre $50,000 y $100,000 dólares.

Reporta: Ángela Cuc desde FGER, Guatemala.

Fotografía: Bio Diversidad LA