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En 2005, Agustín López decidió migrar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida para él y su familia. En un principio pensó hacerlo por dos años, “pero esos dos años se hicieron casi seis”, relató López.

Ahora tiene 59 años y vive en la comunidad de Rosa de Castilla en Veracruz, México. Agustín, al igual que millones de migrantes mexicanos, la llamativa propaganda por “el sueño americano” lo golpeó con la realidad.

“Quería conocer Estados Unidos, la gente viene y te cuenta que se barren en dólares. Pero no es cierto, yo batallé y batallé un montón”, afirmó López.

Las comunidades poco a poco pierden pobladores, y se refleja en la falta de mano de obra para trabajar los campos. López afirmó que Rosa de Castilla tenía alrededor de 40 a 45 viviendas, y estas, actualmente, se ven reducidas hasta más de la mitad por la migración, sea a las grandes ciudades o a Estados Unidos.

La migración es un factor constante en las realidades latinoamericanas. El difícil acceso a educación, salud, oportunidades laborables, escasas y la inseguridad, constituyen razones principales para migrar.

Sin embargo, Agustín reflexionó sobre la importancia de regresar a sus raíces. “Yo regresé porque aquí está mi familia, mis costumbres. Mi idea es siempre regresar al campo, sembrar el maíz. La gente de la ciudad vive día a día. Si aquí no hay luz, con leña hacemos nuestros alimentos”, agregó.

Informa: Angélica Tolentino de la Voz Campesina, México.

 

Fotografía: UNAM


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