En el trasfondo del cambio climático global, la migración emerge como un fenómeno inquietante, planteando un serio desafío a la humanidad. A medida que el calentamiento global intensifica eventos extremos, comunidades enteras se ven forzadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad, generando una crisis migratoria que exige atención inmediata.
En Honduras, un aproximado del 13% de migrantes retornados, afirmaron que se vieron en la necesidad de desplazarse a causa del cambio climático.
El Corredor Seco Centroamericano, conformado por El Salvador, Honduras, y Guatemala, es el lugar donde se evidencia una fuerte incidencia del cambio climático en temas migratorios. De acuerdo al informe “Sexto Estado de la Región”, la variabilidad climática en Centroamérica se intensificó, debido a que, durante el período 2015-2019, países de la región del corredor seco registraron un declive en sus precipitaciones anuales.
En el informe se detalla que, durante 2019, Guatemala vivió el año más seco jamás registrado. Esto generó sequías en varias extensiones de cultivo y la migración de cientos de personas.
Para Nicola Graviano, miembro de la Organización Internacional para las Migraciones OIM, los efectos del cambio climático en el Corredor Seco Centroamericano, no formaban parte de los motivos para migrar.
El desplazamiento inducido por el cambio climático no se limita a fronteras geográficas; es un fenómeno transnacional que afecta a personas de todos los rincones del planeta. Con eventos climáticos extremos, como incendios forestales, inundaciones y sequías, las poblaciones vulnerables enfrentan condiciones cada vez más precarias, obligándolas a migrar en busca de resiliencia y supervivencia.
La comunidad internacional enfrenta la tarea crucial de desarrollar estrategias coordinadas que aborden de manera integral la migración forzada por el cambio climático. Desde la implementación de políticas de adaptación hasta la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Reporta: Donaldo Barahona de ARPAS/YSUCA – El Salvador.
Foto: Camilo Cruz/OIM
