La migración masiva que partió desde Honduras recorre México y enfrenta la hostilidad del gobierno y las amenazas del presidente norteamericano. La caravana recibe gestos de solidaridad de muchos sectores mexicanos pero también el rechazo de otros. El gobierno de Enrique Peña Nieto intenta desarticular la caravana y se muestra funcional a los intereses de Estados Unidos. La principal potencia mundial rechaza a los migrantes pero tiene una alta cuota de responsabilidad en este éxodo masivo de personas, por su histórica injerencia en la vida política de los países de América Central. A pesar de los soldados y las vallas que Trump puso en la frontera, la caravana sigue adelante escapando de la violencia y la pobreza.