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Bolivia vivió catorce días de bloqueo de carreteras que dejaron un saldo trágico: seis personas muertas, más de 200 heridas y pérdidas económicas millonarias. Las protestas, que surgieron por el desabastecimiento de combustibles y el alza de los precios de alimentos básicos, derivaron en enfrentamientos violentos entre pobladores, policías y militares. En Llallagua, altiplano boliviano, los bloqueos dejaron muertos por disparos de arma de fuego, golpes y enfrentamientos con palos y piedras, mientras las familias más humildes sufrían el desabastecimiento de gas, alimentos y atención médica.

Detrás del conflicto social se asomó la pugna política. La mayoría de los bloqueadores fueron identificados como seguidores del expresidente Evo Morales, quien enfrenta procesos judiciales y tiene prohibido postular nuevamente. Aunque se negó cualquier vínculo partidario en las movilizaciones, analistas señalan que el objetivo de fondo era desestabilizar al gobierno de Luis Arce y forzar cambios en el poder judicial y electoral para facilitar el retorno político de Morales. La violencia fue tal que incluso las históricas zonas mineras, antes bastiones de resistencia popular, terminaron aplaudiendo la entrada de militares y policías.

Autoridades originarias de los Ayllus del Norte de Potosí rechazaron cualquier participación en los bloqueos y llamaron a la pacificación. “Nada tenemos que ver con los hechos de violencia”, señalaron en un pronunciamiento público, donde además exigieron garantizar alimentos, combustibles y elecciones libres. La crisis expuso también la presencia de actividades ilícitas en las zonas de conflicto. El gobierno denunció la existencia de sembradíos de marihuana y fábricas de cocaína, protegidas bajo la cobertura de supuestas protestas sociales.

Bolivia atraviesa una grave crisis económica y política. Sin dólares en sus reservas y con los alimentos disparados de precio, las familias pobres sobreviven como pueden. El país vuelve a mostrar sus heridas abiertas: una vez más, los más humildes cargan con las consecuencias de un poder que sigue disputándose entre viejos caudillos y gobiernos debilitados.

Producción: Red ERBOL – Bolivia.

 

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Emisión Vespertina 24-06-2025