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En muchos países de la región, la población continúa saliendo para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas, y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales.
La migración tiene una larga historia en América del Sur y en las últimas décadas ha aumentado debido a las deficiencias sociales y económicas en los países de la región.

En el caso de Venezuela, se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud en el mundo con más de 6 millones de personas refugiadas, según datos de la Agencia de la Naciones Unidas para los refugiados, (ACNUR).
 
Asimismo, la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, co-liderada por la ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reporta que hasta el 8 de febrero de 2022 unos 6.041.690 venezolanos habían dejado su país. De estos, 4.992.215 estaban en América Latina y el Caribe, principalmente distribuidos en Colombia, Perú, Ecuador y Chile. Más recientemente, el flujo migratorio de la comunidad venezolana ha tomado fuerza hacia los Estados Unidos, en donde pasaron de ser 256.000 en 2015 a 423.000 en 2019.

 
Pero, la migración considerada como un derecho y de ejercicio libre continúa siendo visto o percibido como una amenaza que se traduce en expresiones de exclusión discriminación, xenofobia asociada, en muchos casos, a la delincuencia. Esta problemática es abordada en el siguiente reportaje producido por la Red de Migración y Comunicación de ALER.
 

Producción: Red de Migración y Comunicación de ALER  

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