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En casi 40 años la democracia se ha instaurado en la mayor parte de Latinoamérica, sin embargo aun presenta desafíos y amenazas que no han permitido su consolidación en la región.

Este 15 de septiembre se conmemora un nuevo Día Internacional de la Democracia, la fecha fue propuesta por la Asamblea General de Naciones Unidas del 8 de noviembre de 2007.

De acuerdo a la ONU la fecha proporciona una oportunidad para analizar el estado de la democracia en el mundo. “La democracia es tanto un proceso como una meta, y sólo con la plena participación y el apoyo de la comunidad internacional, los órganos nacionales de gobierno, la sociedad civil y los individuos puede el ideal de democracia tornarse en realidad para ser disfrutado por todos, en todos lados”

Con motivo del Día Internacional de la Democracia es necesario recordar cómo han sido los procesos democráticos en América Latina, su crecimiento y los ataques contra los gobiernos progresistas en la región.

Hace alrededor de 37 años atrás la democracia en América Latina era un espejismo, en Suramérica Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil se encontraban bajo una dictadura militar, Bolivia era propensa a gobiernos militares  Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela mantenían un gobierno con cierto grado de democracia. Centroamérica presentaba características similares.

En la actualidad Latinoamérica exhibe un panorama radicalmente diferente. En nuestros días, y pese a todas sus carencias y déficit, la democracia es la forma mayoritaria de gobierno que se practican en la región.

El gran desafío para la democracia pasa ahora por cómo seguir avanzando y hacer sostenible este proceso, a medio y largo plazo, en un contexto global volátil, plagado de retos, incertidumbre y la constante amenaza por parte Estados Unidos de intervenir en los procesos políticos latinoamericanos.

Atentados a la democracia en Latinoamérica

Desde los primeros intentos de instaurar un sistema democrático y social en la región estos ha sido víctimas de ataques por parte de Estados Unidos y sus aliados en la región.

atilio Boron.jpgEl Sociólogo y analista político Atilio Borón, expuso en el artículo “Los medios y la batalla por la democracia en América Latina”, algunos de las veces en que sea violentado el orden democrático en América Latina.

Borón señaló los golpes de estado a Jacobo Arbenz, en Guatemala; Juan Bosch en República Dominicana; Salvador Allende en Chile; Joao Goulart en Brasil; Omar Torrijos en Panamá; Jaime Roldós en Ecuador y Juan J. Torres en Bolivia.

En todos Estados Unidos jugó un papel primordial en la planeación y posterior instauración de gobiernos militares a fines con el dictamen de Washington.

En 2008 se da una tentiva de golpe de estado en Bolivia contra el Gobierno progresista de Evo Morales. En 2009 por medio de un golpe parlamentario es derrocado el presidente Manuel Zelaya en Honduras.

En septiembre de 2010 se presenta el intento de derrocar al presidente Ecuador Rafael Correa, en 2012 se aplica la estrategia de Honduras y el presidente paraguayo Fernando Lugo es depuesto a través de un golpe parlamentario.

La amenaza de los golpes blandos

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Los actuales gobiernos progresistas en Suramerica (Venezuela, Ecuador y Bolivia) siguen estando bajo el ataque constante de Estados Unidos y la derecha internacional, ya no en la figura de la agresión militar sino bajo la estrategia del golpe blando.

Esta estrategia busca crear el caos y la desestabilización para lograr derrocar al gobierno legítimo haciendo uso de los medios de comunicación, sectores privados y empresariales con el objeto de crear un clima de malestar popular. 

Venezuela con la llamada guerra económica y Bolivia con el reciente paro minero han puesto en evidencia los planes desestabilizadores organizados desde Estados Unidos. A pesar de las agresiones el pueblo de ambas naciones ha reiterado el apoyo al Gobierno y denunciado el intento por socavar las instituciones del Estado.

Por último el reciente juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dejó al descubierto un golpe de estado contra la decisión de más de 50 millones de brasileros violentando el orden democrático.

La elite política se alió para abrir un juicio a la mandatario por el supuesto delito de responsabilidad y el desvió de fondos para la campaña electoral, durante el juicio la parte acusadora no pudo demostrar la culpabilidad de Rousseff.

La presión popular denunciado el golpe contra la presidenta no motivó el cambio de parecer de los políticos brasileros quienes decidieron separar definitivamente a Rousseff del cargo el pasado mes de agosto.

Ante lo expuesto podríamos advertir que la democracia y sus logros sociales están en peligro ante la constante presión de Estados Unidos quienes se oponen a la consolidación de la soberanía e integración latinoamericana.

Fuente: TeleSur