Las cuestiones de justicia salarial y de poder adquisitivo, son siempre temas de actualidad.
Un salario “justo” es la recompensa económica proporcional a la contribución individual. En este marco, se tienen en cuenta otros criterios, como los relativos a la igualdad y equidad entre los colaboradores.
Este salario, percibido a cambio de un trabajo individual, animará al trabajador a invertir, más o menos, en sus tareas diarias, pero también a permanecer, más o menos, tiempo en el puesto que ocupa.
¿Pero, el salario es JUSTO PARA TODAS Y TODOS?
Uno de los sectores de trabajadores y trabajadoras que enfrentan condiciones laborales sumamente adversas y de precariedad salarial en México, es el de los jornaleros agrícolas. Más del 90% trabajan sin contrato, sin prestaciones, sin servicios médicos, en horarios extenuantes. Sus salarios suelen estar por debajo del salario mínimo, aun cuando desde 1970, la Ley Federal del Trabajo en México reconoce la importancia del trabajo en el campo.
Lamentablemente, desde hace décadas, jornaleros y jornaleras, viven en condiciones de pobreza, desigualdad social y marginación. Principalmente, por sus bajos ingresos, que les resultan insuficientes para cubrir sus necesidades básicas de salud, educación, alimentación y vivienda.
Para sobrevivir, es frecuente que tengan que trabajar en el campo no solo el padre y la madre de familia, sino los hijos e hijas en edad escolar.
Además, del bajo salario que reciben, las jornadas de trabajo que van de las 8 a las 16 horas. Y las condiciones laborales son sumamente precarias: se requiere de mucho esfuerzo físico, estar de pie por largos periodos de tiempo, bajo el sol, a veces en temperaturas extremas, expuestos a agroquímicos, sujetos a accidentes como intoxicaciones, picaduras de animales o descompensaciones por deshidratación.
Hay quienes consideran que su salario es precario porque realizan un trabajo no calificado. Sin embargo, quienes así piensan, olvidan que son los jornaleros y las jornaleras son aquellas personas que, con su trabajo, hacen posible que los alimentos que consumimos a diario, lleguen a nuestras mesas.
Producción: Iván Fernández Álvarez de Radio Huayacocotla, La Voz Campesina, México.