Desde ERBOL, en Bolivia, Mari Marca volvió a encender una alerta que el país no puede seguir ignorando. Ella forma parte del Observatorio para la Exigibilidad de los Derechos de las Mujeres, una organización que desde hace años registra, uno por uno, los feminicidios y a los niños y niñas que quedan en el desamparo. Son vidas atravesadas por la violencia más extrema. Son historias que piden justicia y acompañamiento urgente.
El Observatorio, junto a otras organizaciones, identificó una realidad que duele: muchos de estos niños crecieron entre golpes, gritos y miedo, y algunos fueron testigos del asesinato de sus madres. Esa herida, dice Marca, no se cura con dos sesiones de terapia. Requiere un apoyo psicológico sostenido, una red social que acompañe, y un Estado que no se lave las manos. Aunque se ha trabajado en mapas, diagnósticos y registros, el Estado sigue sin ofrecer cifras claras ni políticas estables. El abandono institucional es evidente y se refleja en la falta de continuidad de los programas que deberían protegerles.
La Alianza conformada por el Observatorio, Voces Libres y Erbol logró que se apruebe una ley que reconoce derechos económicos, educativos, sociales y de salud para niñas, niños y adolescentes huérfanos de feminicidio.
Producción: Inés Gonzales de ERBOL, Bolivia.