El Niño-Southern Oscillation (ENSO) en términos meteorológicos, o conocido comúnmente como el Fenómeno del Niño, incide en la reconfiguración de los esquemas climáticos y atmosféricos a nivel global. Su duración abarca varios meses, alcanzando su punto máximo en las cercanías de fin de año.
Este fenómeno origina su desarrollo en las aguas tropicales del Océano Pacífico, manifestando un anómalo aumento en la temperatura superficial del océano.
Los impactos potenciales en las regiones de América Latina y el Caribe son diversificados. Sin embargo, entre los resultados observados en ciclos previos, se cuentan alteraciones en los patrones de las corrientes de Humboldt, variaciones en la pesca que conducen a la disminución de ciertas especies y el incremento de otras, además de la ocurrencia de intensas precipitaciones y daños en la producción agrícola.
A través de un comunicado oficial, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que, por primera vez en siete años, las condiciones propias del fenómeno de El Niño prevalecen en el Pacífico tropical. Estas condiciones podrían propiciar un aumento en las temperaturas globales y desencadenar patrones climáticos y meteorológicos perjudiciales.
Los países de la región fueron alertados para que preparen planes de contingencia ante posibles eventos naturales adversos. En Ecuador, se proyecta que el fenómeno del Niño impactará en 17 provincias, específicamente en las zonas de la Costa y la Sierra, mientras que en gran parte de la Amazonía se prevé que el impacto no será severo.
Marcillo, coordinador Zonal 1 en la Secretaría de Gestión de Riesgos de Ecuador, examina este tema de importancia para la región y explica las medidas que se van a tomar en cuenta durante estos meses.
Producción: Víctor Gómez Barragán de Radio Sucumbíos, Ecuador.