Después de 28 años ininterrumpidos al aire, el programa Voces en Contacto, uno de los espacios emblemáticos de la comunicación popular en El Salvador, se despide no por voluntad propia, sino por la represión que atraviesa el periodismo crítico en el país. Así lo anunciaron desde la Asociación de Radiodifusión Participativa de El Salvador (ARPAS), durante la última emisión del programa. En este espacio, donde se reunieron defensoras y defensores de derechos humanos, se trazó un panorama alarmante: ejercer el derecho a la libre expresión hoy en El Salvador puede costar la cárcel, el exilio o el silencio.
El país centroamericano atraviesa 40 meses bajo un régimen de excepción que ha derivado en reformas legales utilizadas no solo para combatir a estructuras criminales, sino también para perseguir a voces disidentes, periodistas y organizaciones sociales. Ingrid Escobar, de Socorro Jurídico Humanitario, denunció que este régimen —ilegal e inconstitucional— ha sido el marco para detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, muertes extrajudiciales y criminalización de la defensa de los derechos humanos. Mencionó casos emblemáticos, como la detención de la abogada Ruth López, que marcan una escalada represiva sin precedentes en la historia democrática reciente del país.
Desde la organización UNIDEHC, Ivania Cruz alertó sobre el cierre de espacios cívicos y comunicacionales como parte de una política autoritaria que restringe libertades fundamentales y desmantela el trabajo territorial de organizaciones sociales. “No es solo contra una persona u organización, es contra toda la población”, sentenció. La aprobación de leyes como la de agentes extranjeros ha forzado el cese de operaciones de entidades como Cristosal, afectando directamente a comunidades que se beneficiaban de programas sociales y de acceso a derechos.
Noah Bollock, director de Cristosal, fue enfático: “La democracia imperfecta que teníamos ha sido reemplazada por un régimen que no tolera la crítica”. Afirmó que en el país se vive un clima de terror, donde disentir se ha convertido en un acto de alto riesgo. Las cárceles son hoy centros de tortura y muerte, según las investigaciones de organizaciones de derechos humanos. La entrevista de cierre de Voces en Contacto fue, más que una despedida, un grito de resistencia ante la avanzada autoritaria. Las radios comunitarias seguirán siendo la voz de los pueblos, incluso en los contextos más adversos.