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2018-04-18

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Por: María Cianci Bastidas[1]

ALER, la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular nació en 1972 por iniciativa de varias emisoras comunitarias, educativas, populares y alternativas para servir de plataforma continental que muestre los otros sentidos y significados que han sido invisibilizados por el pensamiento dominante y colonizador. Vernos con ojos propios, decir la propia palabra para enunciar otras formas de hacer resistencia, de enfrentar las injusticias asimiladas muchas veces por el Estado racista discriminador. Las más de ochenta emisoras (y medios en general) que integran ALER se han comprometido con las alternativas para una vida digna en las comunidades, a esto hemos llamado buen vivir, a este proceso de búsqueda que no pretende ser un modelo a imitar, lejos de eso, tejer puentes de diversas alternativas que dialogan, se interpelan y se posicionan como alternativas al desarrollo, son desafiadas desde las construcciones locales y experiencias que testimonian ese otro mundo posible que orienta todas sus prácticas para la vida.

ALER promueve e impulsa el trabajo en red para la profundización de la democracia en favor del protagonismo de los pueblos, así como ganar mayor participación social. De este modo, acompaña las luchas y denuncias que vulneran los derechos humanos, exaltando la incidencia social y política que se evidencia en las organizaciones y movimientos sociales; así como ayuda a resaltar iniciativas de cooperación y logros colectivos inspiradores. Visibiliza campañas a nivel regional y se articula con las iniciativas que amplían los derechos humanos y de la naturaleza en diálogos permanentes con / desde las comunidades, con una opción de lo popular hacia la transformación por un futuro más justo y equitativo.

El proceso de innovación institucional que ha llevado a cabo ALER con sus socias en el continente se inspira una revisión permanente de las prácticas educativas y de comunicación, que trascienden las aulas y las cabinas de radio, para asumirse como actores sociales que inciden en la opinión y políticas públicas desde propuestas colectivas, colaborativas a favor de una ética para la sostenibilidad de la vida. Esta mirada renovada nos ha exigido potenciar nuestros esfuerzos en articulación con otros que en afinidad desean tejer redes de solidaridad para el impulso de las potencialidades.

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Las denuncias, seguimiento y acompañamiento que se realizan a través de las radios comunitarias despliegan no sólo actos de solidaridad, cuanto compromiso ético de comunicación plural e inclusiva. La defensa de los territorios son la muestra de respeto a la dignidad de los pueblos, sus derechos y la promoción de un territorio al servicio del bien común, antes que a los intereses privados diversos (hidroeléctricas, mineras, empresas turísticas, entre otra), y allí está presente la radio comunitaria y popular.

Para muestra un botón, bueno en este caso son 3

La convergencia entre territorio y la comunicación pueden ser múltiples e interdisciplinares, en esta ocasión compartiremos 3 experiencias que muestran los esfuerzos por comprometerse con la acción creativa de propuestas alternativas al desarrollo e inspiran con esperanza la resistencia.

Para recabar la información testimonial de los territorios se realizaron diálogos con temas provocadores que permitieron relevar la noción de defensa de derechos de los pueblos y soberanía; el empoderamiento de la participación comunitaria y colectiva desde la educación y comunicación popular, y finalmente la apropiación del Buen Vivir como construcción de sentidos alternativos al desarrollo.

Un punto común de las tres experiencias que se presentan (apenas una muestra, pero pudieran ser muchas más) se determina porque la concentración de la tierra tiene una larga trayectoria histórica, si bien ahora los actores han fortalecido sus monopolios en multinacionales, la tendencia de estas propiedades en manos extranjeras atenta no sólo contra la soberanía y autodeterminación de los pueblos, agudizando -y en muchos casos provocando- conflictos territoriales con violentos desalojos, criminalización de la movilización y protesta social, valiéndose de amenazas, persecuciones, encarcelamientos y asesinatos. La mayoría de los casos el Estado permanece en connivencia con las jugosas ganancias que distribuyen las empresas multinacionales, bien por omisión e ineficiencia en garantizar los derechos humanos o por abiertamente mostrarse promotor del clientelismo y la corrupción.

En cada esquina un empoderamiento: Colombia

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En Medellín surgió hace 17 años la posibilidad de un proyecto comunicativo que pudiera hacer trabajo social de forma colaborativa, no se distingue mucho del resto de Colombia en el que se manifiestan correlaciones de abusos y atropellos con el derecho al territorio, con desplazamientos y desalojos a partir del conflicto armado. El contexto de violencia institucional, abuso de poder e intereses económicos internacionales generan un desplazamiento territorial que hace repensar el hábitat desde la resistencia y la propuesta. Medellín, está habitada en sus laderas y montañas, a pesar que no hay siempre condiciones territoriales de vida digna, lo que constituye una de las razones del desplazamiento poblacional, por otro lado también se vive un proceso de exclusión con las nuevas configuraciones territoriales no reconocidas por el plan de ordenamiento territorial, sobre las cuales no hay acceso a servicios públicos fundamentales, a pesar que en algunos casos se cuenta con agua potable, el acceso a la energía es mucho más limitado. La Esquina Radio asumió como parte de su proyecto político comunicativo el derecho a la ciudad, haciendo de las agendas públicas informativas la socialización sobre las relaciones en el barrio, la sostenibilidad y manutención, entre otros aspectos que se expresaban también con las producciones comunicativas.

“No queremos ser invisibles” son algunas de las frases que se manifestaban en las acciones comunales. Porque quienes son parte de la exclusión territorial, también lo son de otros derechos, como el acceso a la salud, la identidad, la educación, transporte público, la recreación en espacios públicos, por nombras algunos.

La Esquina Radio ha acompañado el proceso de veeduría social en articulación con otras instancias y organizaciones: “no lo hacemos solos… sino con organizaciones amigas, organizaciones que vienen trabajando asuntos de derechos y habitan estos lugares”. Se desarrollan agendas colectivas y colaborativas para acordar acciones de incidencia en el territorio con seguimiento a través de los mecanismos que se impulsan con la veeduría, para que no que queden en sólo palabras. Se promueven diálogos de saberes con la gente de la comunidad para compartir las visiones sobre el barrio, donde se visibilizan las prioridades y demandas que hay por cada sector en movilizaciones simbólicas para apropiarse de la dinámica cultural y social con el reconocimiento de los derechos. Hasta ahora se experimenta con radioteatro, tocando temáticas que evidencien acciones explícitas y sutiles de la cotidianidad en la comunidad, permitiendo hacer recorridos en los barrios para convertirlo luego en campañas radiofónicas y de acción política como mediaciones con autoridades locales, exigiendo a su vez procedimientos y rutas participativas para acceder a estos mecanismos disponibles para la sociedad civil.

Las fronteras invisibles, se llaman así a los obstáculos que se pueden tener para pasar de un sector a otro, esto significa en muchos de los casos riesgo de amenazas, extorsión o muerte. Una de las dolorosas historias que recuerda Dione, es de un padre que no podía pasar a buscar a su hija a la salida de la escuela, a menos que pagara 20 mil pesos. Entonces se propuso un radioteatro titulado “Tiros de esquina, un partido por la vida”, proyecto que utilizó al futbol para hacer partidos deportivos con jóvenes de un sector y otro, permitiendo pasar las fronteras sin tener que pagar. Habitar la ciudad, también significa transitarla sin miedo y eso quiso demostrar una propuesta creativa que también se valió de las artes y sus producciones comunicativas. Actualmente el padre puede transitar con su hija sin novedades.

Azúcar con sabor amargo: República Dominicana

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El Seybo es una provincia agrícola en el oriente de República Dominicana, pero como en la mayoría del continente la tierra está en pocas manos. Radio Seybo ha decidido plantarse de frente contra los grupos poderosos en la isla, por un lado, el gran consorcio azucarero de la Central Romana[2] que lidera el grupo Vicini, por otro lado la creciente privatización por la industria turística en buena parte dirigida por el grupo Cisneros. En palabras de Miguel Ángel Gullón[3]: “La radio acompaña desde siempre a todas las personas y comunidades que están sufriendo el atropello y violación de derechos humanos”. En el Seybo viven muchas personas provenientes de Haití, para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar[4] y cacao, así como en las empresas turísticas aledañas; sin embargo, muchos/as de ellos/as se encuentran como “apátridas”, puesto que ninguno de los Estados (República Dominicana o Haití) les reconocen en la campaña de regularización, misma que se ha visto empañada con trabas burocráticas y la ineficiencia de cobertura. La situación de migración se extiende a los embarcaderos donde con frecuencia las personas abordan las yolas (pequeñas barcas) para viajar hasta Puerto Rico.

En 2017, hubo un momento álgido en la comunidad de El Seybo, violando todas las normativas nacionales e internacionales, se produjo un violento desalojo a 80 familias, en la cual se apuntaban con armas a niños y niñas durante la madrugada del día de Duarte (el Padre de la Patria). Esta y otras denuncias han sido llevadas a tribunales internacionales de Naciones Unidas, pero la historia y los intereses son muy pesados a la hora de movilizar decisiones vinculantes. En otra ocasión un tractor trasladaba impunemente un tanque de glifosato[5] frente a lo cual la gente se mantuvo en cadena humana para evitar su paso, obligando al tractor a que se marchara pero dejando el tanque en medio del campo con el riesgo que se extendiera el veneno por la tierra y el aire. Los intentos para que el gobierno retirara el tanque resultaron infructuosos y la radio decidió utilizar su auto y movilizar este tanque a 15 kilómetros de distancia con una ruta improvisada y peligrosa. Se realizan diferentes movilizaciones, paros, vigilias para denunciar la situación de estos desalojos en El Seybo, pero también para exigir un hospital, camino asfaltado y una universidad, algunas veces han enfrentado la fuerza antidisturbio, o la obstrucción policial cuando quisieron ingresar al diálogo con una viceministra en solicitud de una casa de la cultura. Miguel cuenta que Dangeli, una niña de 11 años proveniente de Mata de Palma del Seybo, comentó en una Asamblea de más de 300 campesinos y campesinas con mucha firmeza “nos tratan como si no fuéramos personas, no nos dejemos vencer”.

Vamos a vencer, me lo dijo el río[6]: Honduras

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Desde el golpe de Estado en 2009 en Honduras, los bienes naturales se ofrecieron con menos vergüenza para grandes negocios con el aval de Estado, al amparo de la seguridad y el ejército. Según Pedro Landa actualmente hay 123 proyectos de menos de 5 mega watts de producción con represas hidroeléctricas y 52 proyectos mega de hidroeléctricas entre 6 y 150 mega watts, se impulsa el extractivismo minero energético con al menos 538 proyectos mineros aprobados y 950 en negociación en todo el país, casi siempre con capital transnacional. Se cuenta con un mapeo metalo-energético que identifica las empresas existentes, materiales y cantidades, siendo un portafolio que se promociona y vende cada año en eventos que legitiman la entrega del territorio; son 35 proyectos de generación de energía solar en la costa pacífica, 5 proyectos eólicos y más de 20 zonas de empleo y desarrollo económico con la falacia de “ciudades modelo”[7]. Esta distribución del territorio por la utilidad de extracción de bienes naturales, significan entrega de soberanía ocasionando conflictos socioambientales con las comunidades que le habitan. La mayoría de las empresas en los convenios concesionados utilizan su propio sistema de gobierno y justicia, lo que termina siendo un Estado dentro de otro Estado.

La fragmentación y entrega de territorio garífunas, indígenas y campesinas ocasiona despojo, desalojos, persecución, criminalizaciones en Honduras, incluso creación de nuevas figuras penales, bajo las cuales acusan a defensores/as de los territorios como usurpadores, o delito de terrorismo. En el registro actualmente hay más de 600 personas criminalizadas que enfrentan procesos judiciales por defender territorio en contra de la política entreguista y extractivista. Al mismo tiempo se ha reelegido el presidente de forma ilegal e inconstitucional, desplegando medidas de represión a pesar de las denuncias de fraude electoral.

Berta Cáceres fue asesinada por enfrentar de forma directa y contundente a poderes económicos y políticos[8], dentro del movimiento político, en muchas comunidades se pensaba que era presidenciable con una nueva visión de desarrollo y del uso de administración de bienes naturales a favor de comunidades originarias. Fue reconocida en 2015 con el premio Goldman. Su asesinato sostiene el argumento amenazante como un secreto a voces, señala Pedro “si mataron a Berta pueden matar a cualquiera, nadie que defiende los derechos está exento de ser una víctima más de este cuadro sangriento, que se siguen sumando, un niño del Aguan concesionada para palma aceitera, el niños iba a recoger maíz para alimentación y tenía que pasar frente a la finca de las familias poderosas, fue asesinado por 14 disparos.”

Radio Progreso y el ERIC se han sumado con valentía en la denuncia de los escenarios de abusos y atropellos que se consolidan con la dictadura, no sólo oficial desde el Estado sino también la del poder corporativo, actuando con total impunidad. Los editoriales, las coberturas, eventos de formación, son algunas de las estrategias participativas que desarrollan desde este equipo para acompañar la defensa de derechos humanos y de la naturaleza. Han innovado con un formato sarcástico con un programa titulado NotiNada, que rompe la estética tradicional y promueve la reflexión de la audiencia.

La radio también tomó posición, junto a otros medios comunitarios cuando 60 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) enfrentaron procesos penales, 10 de ellos fueron condenados por exigir ampliar la participación y democratización de la gestión universitaria participando incluso en la mesa de mediación y diálogo nacional. Otro ejemplo, que destaca de muchos son las acciones de defensa de territorio y auténtica ciudadanía en contra de represas, proyectos turísticos inmobiliarios, de proyectos de privatización de carreteras con instalación de peaje, este último con más de 400 días de movilización para la recuperación de espacios públicos.

Los medios comunitarios, alternativos[9], entre ellos las redes sociales que visibilizan la contínua violación de los derechos, siendo también sujetos de amenazas y represalias por asumir el derecho a la comunicación y la información de forma plural y democrática. Se esfuerzan en desenmascarar las estrategias de corporaciones transnacionales en connivencia con los gobiernos, generan solidaridad y exigibilidad frente amenazas latentes con pueblos y luchas, la radio “es un medio de litigio estratégico, poner en discusión y poner las otras caras que los poderes fácticos que devela y presentar evidencias de como los países se ven como patios traseros, y se cooptan el Estado nacional”

Tejido común: 3 experiencias, muchas puntadas

Hacemos resaltado de elementos comunes presentado en las 3 experiencias resumidas anteriormente:

  • Posicionamiento: las radios están inmersas en el contexto, le interpelan continuamente y estando en las comunidades económicamente marginadas se hacen de las luchas las banderas que se desean transformar. La opción es explícitamente desde la comunidad, y los sectores tradicionalmente excluidos.
  • Radios que oyen: además de amplificar la voz, también son espacios de escucha permanente. Más que los niveles de audiencia, es la relación intersubjetiva que fortalece, los vínculos de empoderamientos con organizaciones que comparten el contexto y con las cuales se incluyen desafíos comunes.
  • Denuncia y anuncio: La mayoría de los espacios informativos y noticieros se desbordan de denuncias en vulneraciones a derechos humanos y de la naturaleza, las radios comunitarias tratan de expresar con rapidez estos atropellos. Pero la comunicación también se vale de la alegría de la vida, de la estética lúdica que esperanza la lucha y se distancia del desencanto (tan común en estos días).
  • Herramienta pedagógica: la radio no se limita a un medio de comunicación que emite mensajes, sino por el contrario construye política desde las acciones comunitarias, en las que algunas se amplifican en la señal abierta, porque evidencian un trabajo comunitario cotidiano y permanente para consensuar las estrategias y los enfoques priorizados. La radio se dimensiona como una apuesta política. Deconstruye pensamientos coloniales abriendo espacios al reconocimiento cono sujetos/as políticos/as.
  • Agenda para la incidencia: el debate, la reflexión son espacios de formación para el diálogo democrático, esto implica trabajar en diferentes sentidos para obtener políticas públicas acordes a las demandas sociales.
  • Dinámica organizacional y planificación contextual: la flexibilidad de las radios comunitarias en su organización permite adaptarse de acuerdo a las coyunturas, el análisis del contexto por lo tanto es un ejercicio permanente, como bien señala Dione Patiño “Salir y escuchar la ciudad y la radio está para ponerle oídos”
  • Disputa de sentidos: la radio también confronta las visiones hegemónicas, genera un eco diciendo “aquí hay gente que está por fuera, que no tienen acceso a los derechos, que no cabe en los escenarios legítimos y legislativos que otros están pensando que este país necesita”.
  • Buen Vivir / Vivir Bien con soberanía y autodeterminación: la radio es actor social que incide políticamente y debate sobre el rumbo del destino político, enfrentando el sistema político neoliberal que quiere imponer una sola forma de ver el mundo, queriendo afectar el corazón del mercado que tiene tantos brazos y tentáculos, esto significa muchos riesgos en esta defensa.
  • Defensa de la tierra, el aire y todos los bienes naturales: Las radios toman en su agenda la defensa del territorio que la tierra que nos alimenta, sostiene y habitamos, que es territorio cuerpo de cada mujer violentada, pero también el territorio aire del espacio radioeléctrico en donde circulan las frecuencias radioeléctricas para tener medios de comunicación propios y comunitarios, territorio vida como todas aquellas formas de existencia de vida que existe en el planeta y que se ve amenazada por el capitalismo neoliberal patriarcal. La disputa por el territorio comienza con la tierra que pisamos, también el territorio de la comunicación.
  • Al encuentro de la dignidad: ser sujetos/as significa sentirse en la plenitud de ser humano, con derechos reconocidos y no minimizados por un Estado ineficiente. El discurso radiofónico, el quehacer comunicativo es una práctica para el autorreconocimiento con dignidad, y en ese tejido se entrelazan los esfuerzos particulares y colectivos en el bienestar comunitario. Pasa entre otras cosas por nombrarse, y escucharse a sí mismos/as en intercambio colectivo.

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A modo de corolario

No se puede cambiar el mundo sin palabras, sin prácticas que concretan nuestras reflexiones particulares y colectivas, saberes, experiencias que se encuentran, interpelan en los espacios de debate. Cambiar la realidad, sus interpretaciones y condiciones inequitativas incluye también disputar los sentidos del mundo que queremos. No podemos cambiar el sistema capitalista que nos estructura sin palabras. Desde la comunicación popular también se disputan los sentidos del territorio aire para decir nuestra propia palabra, para que las luchas, los derechos humanos y de la naturaleza no sean un negocio. Es la voluntad de la esperanza, de la vida que se abre frente al desencanto y la muerte.

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Referencias

  • ALER (2013): Memorias del Encuentro Latinoamericano Comunicación popular y Buen vivir. Del 19 a 22 de septiembre 2012. ALER. Quito.
  • ALER (2016): Siembras del buen vivir. Entre utopías y dilemas posibles. ALER. Quito.
  • ALER; Humberto Vandenbulcke (2017): Comunicar la Esperanza. Camino al Buen (con)vivir. ALER. Quito.
  • Contreras Baspineiro, Adalid (2016): La palabra que camina. Comunicación popular para el Vivir bien / Buen Vivir. ALER, CIESPAL, FES Comunicación.
  • Entrevista a Pedro Landa (diciembre 2017).
  • Webinar (noviembre 2017): Diálogo con Dione Patiño y Miguel Ángel Gullón. https://www.youtube.com/watch?v=5CuCKvam6dg

Fotos: La Esquina Radio, Radio Progreso y Radio Seybo


[1] Escrito por María Grisálida Cianci Bastidas, coordinadora del área de Formación e Investigación de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER) www.aler.org. Para esta publicación se realizaron entrevistas colectivas e individuales a integrantes de las experiencias: Pedro Landa, integrante del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación (ERIC) junto Radio Progreso en Honduras; Dione Patiño, directora de La Esquina Radio – Palco Comunicaciones en Colombia y Miguel Ángel Gullón, director de Radio Seybo y presidente de la Unión Dominicana de Emisoras Católicas (UDECA).

[2] Recordamos que en el año 2007 la Central Romana fue condecorada a la vez que se reconocía como “pueblo del milenio”. Informe de CEPAL, disponible en https://www.cepal.org/MDG/noticias/paginas/1/44331/Evaluacion20Necesidades2020El20Seybo202006.pdf

[3] Justamente cuando teníamos el diálogo virtual para le entrevista colectiva de este trabajo se fue la luz en el Seybo, apenas una muestra de las condiciones adversas a las que se enfrenta esa comunidad.

[4] La empresa comercializadora se llama Florida Cristal. Se conoce que 2 de cada 3 cucharadas de azúcar en Estados Unidos provienen de República Dominicana, “se construye esta azúcar con el sabor amargo de explotación humana”.

[5] El glifosato es un herbicida que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”,

[6] Palabras de Berta Cáceres, indígena lenca y lideresa de COPINH, asesinada por la defensa del río.

[7] “De por sí, e históricamente reconocido, el Estado hondureño ha depositado en el sector militar la garantía de la obtención de ganancias de las empresas nacionales y transnacionales. Basadas en políticas de violencia de ocupación territorial y de extracción de los bienes naturales, han venido desplazando de sus propios territorios a comunidades enteras conformadas por campesinos, indígenas y afrodescendientes, para poder dar paso al gran capital, a la implementación de los agrocombustibles, la represa de las aguas y la narcoactividad, entre otras, y de lo que hoy se teme que son las “ciudades modelos”, que atentan contra todos los derechos fundamentales de la población hondureña, dejando en manos de los empresarios el destino de las y los ciudadanos.” En: Extractivismo y resistencia comunitaria en Honduras. COPINH, OFRANEH y Jubileo Sur. Transnational Institute. Disponible en: https://www.tni.org/es/publicacion/extractivismo-y-resistencia-comunitaria-en-honduras

[8] “De acuerdo con las y los participantes en el Grupo de Trabajo provisional en Río Blanco, convocado en el marco de esta investigación, en enero de 2017, `a Berta la mataron por su lucha`. Ninguna persona cercana a Berta y en la lucha por la defensa de los territorios indígenas Lencas duda o vacila en apuntar que DESA y el entorno de apoyo a la imposición del proyecto Agua Zarca, incluyendo a sectores del Gobierno y la empresa, están involucrados en este asesinato. A pesar de las dificultades para investigar este caso, se ha denunciado que existía el vínculo con la empresa y con los organismos de seguridad del Estado, mencionado por las comunidades”. En: Extractivismo y resistencia comunitaria en Honduras. COPINH, OFRANEH y Jubileo Sur. Transnational Institute. Disponible en: https://www.tni.org/es/publicacion/extractivismo-y-resistencia-comunitaria-en-honduras

[9] Landa afirma que son más de 40 radios comunitarias que han sido fundamentales para que la población pueda acceder a la información enfrentando el control mediático hegemónico.