Denuncian que en las últimas dos semanas el gobierno de Daniel Ortega ha ordenado la dispersión de las protestas en Nicaragua ha balazos con grupos armados acompañados por efectivos de la Policía Nacional, quienes usan armas de guerra contra los manifestantes desarmados.
«Estamos solicitando el día de hoy a la Policía Nacional que deje la reprsión, que ya dejen de apoyar a los paramilitares que nos tienen en toque de queda», aseguró uno de los jóvenes, estudiante universitario, que llegó a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) en Managua.
Dijo que los grupos violentos y la policía mantenían un toque de queda diariamente a partir de las seis de la tarde.
«Estamos pidiendo que ya cese toda esta violencia, nosotros no tenemos armas, nosotros no tenemos ningún armamento bélico como lo tiene la policía», agregó otro de los activistas.
A pesar de la represión, la líder campesina, Francisca Ramíez, aseguró que continuarán las protestas con cierres de vías, para seguir presionando al gobierno, hasta lograr la renuncia de Daniel Ortega.
Voceros de los activistas añadieron que reactivirán las movilizaciones cívicas para aumentar la presión.
Pese a la presencia en Nicaragua de representantes del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Comision de Derechos Humanos de la Unión Europea, continúa la represión, no solo con el despeje de vías a balazos, sino también con detenciones arbitrarias y persecusión de los jóvenes que participan en las manifestaciones, según denunció Carla Sequera, de la organización no gubernamental Comisión Permanente de Derechos Humanos.
El pasado sábado, 30 de junio, la Marcha de las Flores, en honor a los niños asesinados durante la crisis en Nicaragua, terminó con un ataque armado cometido por civiles, lo que dejó al menos un muerto y varios heridos.