El cardenal Leopoldo Brenes, el representante del Vaticano en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag y otros obispos nicaragüenses, fueron agredidos por simpatizantes del gobierno sandinistas en un templo de la ciudad de Diriamba, a una hora al sur de Managua, donde habían llegado para mediar por la represión gubernamental.
En la parroquia San Sebastián de Diriamba se refugiaban unos 9 jóvenes paramédicos que asistían a los heridos de la oposición que se habían enfrentado el día antes con los grupos armados del gobierno.
Los obispos llegaron a tratar de mediar en el conflicto, sin embargo, fueron recibidos por los simpatizantes del gobierno de Daniel Ortega, quienes los acusaron de cómplices de los opositores.
El Gobierno con el denominado “Plan Limpieza” a través de sus grupos armados acompañados de la Policía Nacional llegaron a quitar las barricadas en Diriamba y Jinotepe, dos ciudades al sur de Managua, donde organismos de derechos humanos reportaron la muerte de 14 personas, más de 30 heridos y más de 50 detenidos.
En una nota oficial, el Gobierno informó que, en base a las leyes del país, el Estado tiene el deber de defender la seguridad, la paz y el derecho a la vida, así como el derecho a la circulación.
Asimismo, el presidente del parlamento nacional, Gustavo Porras, lamentó la situación con los obispos, sin embargo, dijo que eso era el resultado del descontento de la oposición con los representantes de la iglesia por apoyar las acciones vandálicas de la oposición.
Los obispos agredidos recibieron el respaldo de diversos sectores de la sociedad nicaragüense y de organismos internacionales presentes en la nación centroamericana.
Nelson Rodríguez de Radio Universidad en Managua nos informa:
Fotos: EFE y AFP