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Pese a que el gobierno de Nicaragua a través del Sistema Nacional de Atención y Mitigación a Desastres SINAPRED, realizan constantemente simulacro de evacuaciones ante terremotos y huracanes, las fuertes lluvias de la última semana de septiembre y los primeros días de octubre de este año demuestran la falta de preparación ante las inundaciones.

Las lluvias que fueron causadas por un sistema de baja presión en el océano pacífico y efectos indirectos de la tormenta Nate en el Caribe, provocaron la muerte de 15 personas, más de 8 mil afectadas y más de 100 casas inundadas, además de daños en los cultivos y carreteras del país.

El gobierno nicaragüense decretó una alerta Amarilla para que las instituciones y la población se preparara, sin embargo los pérdidas humanas fueron las más altas en Centroamérica donde la tormenta Nate causó la muerte de 23 personas en total.

El director del SINAPRED, Guillermo González advirtió que la principal prioridad del gobierno era salvar las vidas de las personas en riesgo.

El gobierno hizo lo que le correspondía al activar la Alerta Amarilla, para movilizar a las instituciones a labores de prevención y atención a los que serían afectados, señaló Nancy Ugarte, de la  Mesa Nacional de Gestión de Riesgos por pate de la sociedad civil:

Aunque el gran ausente en toda la emergencia fue el presidente Daniel Ortega a quien no se le ha visto por dos semanas, sin embargo, su esposa, la vice presidenta Rosario Murillo desde casa presidencial orientaba las labores y brindaba la información oficial  en nombre del gobierno sandinista.

Murillo dijo que a las familias afectadas se les entregó paquetes alimenticios y atención  médica para evitar la propagación de las enfermedades, además informó que se trabajada en la reparación de carreteras.

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El presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua UPANIC, Michael Healy, dijo que las lluvias dañaron el 90% de la producción de plátanos en la zona sur del país, así como afectaciones en los cultivos de caña de azúcar, por lo que no descartaba un incremento en el precio del plátano en el mercado nacional.

Pero las más afectadas con estas lluvias fueron las pequeñas productoras de la zona del sur y occidente del país, quienes alquilan tierra para poder trabajar y ahora lo perdieron todo.

María Teresa Fernández de la Coordinadora de Mujeres Rurales dijo que solamente en cuatro comunidades de occidente en los departamentos de León y Chinandega las mujeres perdieron más de 400 mil córdobas equivalentes a más de 13 mil dólares en sus cultivos, lo que representa una gran pérdida para estas mujeres que sobreviven alquilando pequeñas parcelas para cultivarlas.

Las mujeres productoras de las comunidades de El Pastal, Chacaraseca, Chiquimuslapa y Lechecuajo, perdieron la totalidad de sus cultivos, cada mujer siembra un promedio de media manzana, para la subsistencia y para vender al mercado local, explicó la productora Dania López, de la cooperativa Esperanza de la comunidad de Chiquimulapa.

Las mujeres productoras a la fecha no han recibido ninguna asistencia del gobierno y en este sentido demandan que les apoyen con préstamos para poder levantarse.

El gabinete de producción del gobierno informó que aún estaba evaluando los daños en el sector y que posteriormente se tomarían medidas, sin embargo las familias que sólo han recibido un paquete alimenticio demandan programas de atención integral para poder insertarse de nuevo a la vida productiva.

El Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (Cepredenac), del cual Nicaragua es miembro, señala que el 69% de la población nicaragüense está expuesta al riesgo de desastre, porque viven en zonas de inundación, alud, cerca de volcanes o en zonas sísmicas.

Informe: Neslon Rodríguez –  Radio Universidad de Nicaragua

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