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En Perú el desastre climático obliga a pensar en un futuro con más prevención.

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Se incrementa el número de afectados y muertes por lluvias e inundaciones por el fenómeno del niño costero en Perú. Llueve en el norte del país, llueve en el sur, deslaves o huaycos en Lima, la capital, huaycos en Ica, huaycos en diferentes zonas del país. La ciudad de la amistad, Chiclayo, inundada. La tierra del Chira, Piura, en colapso.

El ministro de defensa, Jorge Nieto, informó que la emergencia ha dejado 665.313 personas afectadas y 79 fallecidas, según el último reporte entregado por el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (Coen).

En Perú las viviendas suman, no las que se construyen sino las que se ven afectadas, muchas ciudades se convierten en inmensas piscinas invadidas por agua, lodo, barro y como si el norte no encontrara su norte, Piura y Tumbes soportaron una intensa lluvia y tormenta eléctrica la noche del martes y se prolongo por varias horas.

Se preparan centros de refugios para los afectados en Piura, pero otra ciudad que sufre los embates de la naturaleza es Huaraz, en el departamento de Ancash.

En Perú se comienza ya a hablar de la reconstrucción, el analista y politólogo Paulo Vilca considera que es la oportunidad para implementar en el país una política seria de gestión de riesgos. En su opinión “la idea de un proceso de reconstrucción es que lo que estamos viviendo en estos días no vuelva a ocurrir y que los efectos de inundaciones, de huaycos, no generen todas las pérdidas de vidas humanas y materiales que estamos viendo”. Vilca explicó que se necesita “un trabajo mucho más serio y sostenido para que la política de gestión de riesgo sea generalizada en Perú, estamos acostumbrados en nuestro país a pensar como emergencia eventos que son cotidianos o que tienen cierto ciclo, sabemos que hay posibilidades de desastre por el fenómeno del Niño y se sigue construyendo en la costa, en los cauces de los ríos secos”.

Para la reconstrucción se requieren recursos. El gobierno hace números y los empresarios plantean que el país renuncie a ser sede de los Juegos Panamericanos el 2019 y destinen el presupuesto de este certamen deportivo para la recostrucción. Estos mismos empresarios son los que al país le deben millones en impuestos que no pagan: Movistar 4000 millones de soles, Pluspetrol 3000 millones, Minera Cerro Verde 574 millones, Doe Run 294 millones, Minera Buena Ventura 246 millones, Barrick 260 millones, Interbank 1700 millones,  Grupo Ays S.A.C. 1130 millones, Universidad Alas Peruanas 284 millones, Cementera Unacem 260 millones, la chilena Luz del Sur 215 millones, Lan (la que vuela por los cielos latinoamericanos) 340 millones.

Pero sin pedir nada a cambio la ayuda humanitaria de Colombia, Ecuador, Chile, Brasil y Argentina, va llegando.

En contraposición a los empresarios deudores, los gricultores cusqueños sacan a relucir la esencia peruana: la solidaridad. Más de 23.000 kilos de papa de diferentes variedades, haba y cereales donaron campesinos de la provincia cusqueña de Anta para los damnificados.

El Perú se levanta, desde los rincones más reconditos con hombres y mujeres, campesinos que no le deben al estado y si el estado tiene deudas históricas con ellos. Aquí no hay tiempo para el llanto, aquí es tiempo de esperanza de sueño nuevo a pesar de lo adverso.

Informe: Alexis Chévez, Radio Kampagkis.

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