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2020-10-20

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Derechos desde el principio es el lema acuñado por la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP) y la Campaña Latinoamericana por la Educación (CLADE) en el año 2019 para trabajar conjuntamente en la incidencia política por el Derecho a la Educación de los niños y las niñas, en su primera infancia (desde el nacimiento a los 8 años).

OMEP trabaja desde hace 72 años en el reconocimiento y la afirmación de la ciudadanía de las infancias, desarrollando diversas líneas de acción que entrelazan la incidencia política con la construcción y democratización del conocimiento pedagógico, las propuestas dirigidas a educadores y educadoras, y acciones hacia niñas, niños pequeños y sus familias.

A pocos días del segundo evento de la XI Asamblea Regional de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) a llevarse a cabo el próximo 20 de Octubre y que tiene como tema los “Nuevos desafíos de la Educación Inicial a partir de una perspectiva integral”, dialogamos con  Mercedes Mayols Lassalle, presidenta mundial de OMEP y Desireé López de Maturana, de OMEP Latinoamérica.

En medio de la crisis sanitaria, desde los debates que vienen impulsando, ¿Cuáles son las demandas más urgentes para garantizar el Derecho Humano a la Educación en primera infancia?

Mercedes Mayol Lasalle : El primer tema tiene que ver con reconocer que los niños pequeños son sujetos de derecho. Este reconocimiento tiene que ser mucho más allá de lo declarativo. A pesar de los años transcurridos, en relación al derecho a la educación, aún todavía hay grandes deudas a nivel mundial. Sobre todo, en los primeros tres años de vida. Y es allí, donde debemos enfatizar y seguir trabajando para que los Estados tomen conciencia de que esta no es una cuestión exclusivamente de las familias, sino que la promoción y protección del Derecho Humano a la Educación es una responsabilidad central de los Estados y éstos deben construir políticas bien integradas de cuidado y educación.

Nosotros sabemos que hay una gran fractura, un resquebrajamiento del sistema y de los servicios y mucha falta de vacantes, de oferta educativa en todo el mundo. Específicamente en los primeros años de vida.

La primera necesidad y demanda a nivel mundial es que no solo se mire, como sucede con los objetivos de la Agenda 2030 de Educación con la que se han comprometido todos los Estados, a los niños de cinco, seis y siete años, sino que también se mire a los más pequeños y se los atienda para garantizar el derecho a la Educación.

Desireé López de Maturana: Coincido absolutamente con lo expresado con Mercedes. Hay una Convención de los Derechos del Niño que no se ha tomado en serio. Esto no es una declaración de buenas intenciones o principios, es una convención que representa un tratado vinculante, que fue mayoritariamente ratificado y que tiene relación con derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales de las infancias.

En ese sentido, no se ha considerado de esa manera. Sabemos que tenemos grandes deudas, también desde el punto de vista económico frente al tema. Tal como señaló Mercedes, se ha dejado el tema educativo en el plano de lo íntimo, de lo familiar.

Estos derechos son absolutamente interconectados, por lo tanto, cuando no hay un respeto por los otros derechos, evidentemente tampoco hay por la educación. Éste no es un derecho que debamos abordarlo de manera aislada. Tenemos que considerar todos estos otros elementos para que efectivamente podamos dar cumplimiento a este derecho desde los primeros años de vida, que es donde nosotros estamos poniendo también todas nuestras banderas de lucha y que es la razón de ser de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP). Luchar para que, desde los primeros años de vida, esta educación sea pertinente desde el punto de vista cultural, que cuente con los presupuestos y todo lo que se requiera para que nuestras infancias tengan de verdad del desarrollo pleno, que es a lo que nos hemos comprometido todos aquellos países que han ratificado esta Convención.

Tenemos desafíos a futuro en nuestra agenda 2030 ya que definitivamente, con la pandemia, se ha desnudado que hay una tremenda desigualdad que no está siendo considerada. Vemos claramente que no hay un respeto real a esta Convención de Derechos de los Niños y las Niñas y por lo tanto, lo primero es en este sentido es hacer un llamado a todos los Estados, en este caso, desde nuestra región, que sabemos que muestra las mayores desigualdades, para que podamos abordar en serio el tema de los Derechos de los Niños y las Niñas.

¿Qué condiciones se deben tener para la reapertura de centros educativos de atención a la primera infancia?

Mercedes: El debate por la reapertura va a ser muy desigual, sin duda. Ya vemos que en parte del mundo, cuando ya se habían comenzado a reabrir instituciones educativas, ha empezado a cerrarse nuevamente. Hay una relación dinámica entre los factores epidemiológicos y los criterios que debe haber sobre el tema de los contagios y la preservación de la salud como derecho. Porque además este virus es muy complicado y grave, si no hay factores de control, no es posible la reapertura.

Pero, nosotros, desde el primer día que se cerró, opinamos que hay que empezar a pensar y seguir pensando en la reapertura. Reconstruir la reapertura.

La reapertura no puede ser homogénea porque las tasas de contagio no son las mismas en y dentro de los distintos países. Creo que la primera cosa que no hay que pensar es en soluciones homogéneas, sino en soluciones que estén muy basadas en lo local y por supuesto en la articulación y cooperación necesarias que tiene que haber entre gobierno y escuela, escuela y comunidad, comunidad y familia. Todos los actores tienen que trabajar en conjunto para posibilitar una reapertura segura.

Está visto que los niños pequeños, en primera infancia, en general contagian y se contagian menos. Y también es evidente que vamos a tener que abrir en pandemia. Tenemos que tener conciencia de ello, porque hasta que todo esto pase y termine de solucionarse a través de una vacunación universal, va a pasar mucho tiempo.

¿Qué hacemos mientras las instituciones, los centros educativos de atención a la primera infancia están cerrados? Seguimos educando. Ese es el tema. Seguimos educando a través de otros medios y también seguimos trabajando para la reapertura. Porque no podemos pensar que vamos a hacer recién el día en que la tasa de contagio baje. Si no que ya hay que tener un debate y una construcción que se está dando en todos los países. Por supuesto, en el hemisferio Norte, que ya volvió el otoño, que ya pasó el verano, las instituciones están reabriendo, mientras algunos países están retrocediendo por la tasa de contagio entre los adultos, no entre los niños pequeños.

¿Qué acciones deben priorizar los Estados para garantizar la protección integral del niño y la niña en el contexto de la pandemia?

Desireé: Mercedes también ha puesto un marco importante en relación a la respuesta que quiero dar. Quiero decir que se debe optar por un diálogo horizontal y participativo de las distintas instancias que tienen que participar en la solución a este problema. No podemos pensar en respuestas que se den por separado desde un ministerio de salud o desde un ministerio de educación. Ha habido precisamente un problema de articulación en la solución a considerar.

Pero hay un tema de base, fundamental, y que yo quiero mencionar. Los Estados y esa discusión participativa de la comunidad, de la sociedad y de los distintos órganos en su conjunto, tienen que considerar y poner de relieve esta desigualdad, porque cuando ponemos de relieve y denunciamos esa desigualdad o como dice Paulo Freire, la anunciamos, o denunciamos anunciando, en ese momento recién le damos un status político y ético a todas las soluciones que se generan desde ahí.

Mientras no miremos esto desde el fondo, probablemente las soluciones que estemos dando, sean en una realidad antes de la pandemia, que de alguna manera invisibilizaba esa desigualdad. Sabíamos que existía, pero hoy todo se desbordó y por lo tanto, creo que si los Estados no le dan ese status político y ético a esa situación, difícilmente vamos a poder encontrar soluciones pertinentes a la situación que estamos viviendo.

Tenemos que buscar situaciones que se alejen de las políticas capitalistas y eurocéntricas que generaron esa desigualdad. Por lo tanto, hay que mirar en conjunto, educadores, las personas que trabajan en salud, cómo la comunidad está hoy generando instancias para resolver muchos de los problemas, que las autoridades que están en cargos importantes en los distintos Estados, muchas veces no encuentran.

Hay que dar un espacio importante al trabajo comunitario, a la sociedad civil, para encontrar soluciones y también, como dice Mercedes, no podemos pensar el último día qué vamos a hacer, lo tenemos que hacer ahora. Y ahora es donde la sociedad civil se está pronunciando en todos los países, está habiendo una manifestación importante cuyos requerimientos también pueden aportar.

¿Cómo pueden adecuarse los procesos de formación docente de primera infancia para el tiempo de pandemia y postpandemia?

Mercedes: Sin ninguna duda, la formación docente tiene que ser lo que se llama «inicial y continua». No debemos abandonar la posibilidad hoy de trabajar mucho en la formación continua de todos los docentes, dado que las instituciones educativas no están en apertura y que en primera infancia, los contactos no pueden ser como en otros niveles educativos, en los que hay muchas más horas mediadas por pantallas o por distintas tecnologías. Sin hablar, por supuesto de la enorme desigualdad que recién marcaba Desirée y que nos muestra que el 43% de los chicos en el mundo no tienen internet en sus casas.

Pero además, es desaconsejable internet y las pantallas en la primera infancia. Entonces, creo que justamente dentro de los procesos de formación, deberíamos volver a señalar y a desarrollar estrategias que tengan que ver con la comunicación y con la enseñanza adecuada a la primera infancia y no primarizada.

Porque hemos visto que como los educadores no están entrenados o formados para trabajar a distancia, y además, en primera infancia, trabajar a distancia es dificilísimo, porque justamente los niños necesitan cuerpos, necesitan subjetividad, necesitan expresión, contacto, comunicación, entonces es importante que en esta formación docente se trabaje mucho en cómo mantener el lazo relacional con la infancia y además con sus familias para sostener este tránsito.

Cómo proponer con la imaginación al poder, juegos, lo lúdico, que es tan importante, y que no solamente es una estrategia, sino un derecho del niño el jugar y es el modo en que los niños aprenden. Y cómo, además, internalizando justamente a través del juego la posibilidad de dramatizar esta experiencia, de poderla comprender, de poderla moldear, todos los temores, las dudas que le aparecen a los niños, se juegan y elaboran en el juego.

Por eso creo que la formación docente tendría que, en este momento, enfatizar el trabajo con las familias, la mediación de las familias hacia los niños, para trabajar el buen trato hacia los niños. Porque ya sabemos que han aparecido muchas situaciones de violencia intrafamiliar en esta convivencia permanente y obligada durante las cuarentenas. Al mismo tiempo también la valorización del juego y el protagonismo del niño y la contención del niño pequeño en un momento que es tan difícil de procesar para todos y todas, tengamos la edad que tengamos.

Desireé: Me gustó mucho lo que dijo Mercedes, con quien tenemos una gran sintonía. Solo agregar que tiene que haber una formación de las educadoras como gestoras comunitarias, de tal manera que la educación no se vea siempre intramuros sino también, cómo trabajarlo efectivamente con la comunidad y hacer una escuela que eduque en y desde el territorio.

Creo que ahí nos vamos a encontrar con las voces que ruedan en los niños a través de sus juegos. El juego pone de manifiesto y expresa lo que ellos están viviendo, lo que están sintiendo y están manifestando con todo su ser. Subrayar que hay una dimensión de gestión comunitaria que tal vez debería reforzarse mucho más y nos permitiría, si es que la institución está cerrada, poder buscar otras alianzas en la comunidad.

Palabras al cierre

Mercedes: Que necesitamos un Estado potente, un Estado que cuide a la infancia, con un sistema de salud y educación flexibles, interconectados y capaces de proteger los derechos de todos y todas las y los niños. No solo en América Latina, sino en todo el mundo, porque en todos lados hay enormes deudas con la primera infancia.

Desireé: Hacer un llamado a todos los países que conforman nuestra región por la protección y cuidado en los primeros años de vida, un período que es fundamental para el desarrollo y que tenemos que hacer todos los esfuerzos articulados para que este desarrollo sea pleno. Es por lo que debemos luchar, considerando la participación de niños y niñas como portadores de derecho, como sujetos políticos. Como ciudadanos que tienen mucho que decir y mucho que aportar.

Escucha la entrevista aquí:

Cobertura conjunta PRESSENZA, ALAI y ALER.

Producción: María Cianci Bastidas, ALER.

Transcripción: Javier Tolcachier, Pressenza