Se confirmó la muerte cerebral de Marisa Letícia, primera dama de Brasil durante los mandatos del ex presidente Lula, con quien estuvo casada por más de 40 años. De acuerdo con el informe médico divulgado por el Hospital Sírio Libanes, en la mañana de hoy (2), fue detectada la muerte cerebral a través de un examen de Doppler transcraneal.
Frente al resultado, la familia de Lula autorizó el inicio de los procesos para la donación de órganos. La familia también agradeció las manifestaciones de cariño y solidaridad recibidas durante los diez días de internación.
Doña Marisa, como cariñosamente fue llamada, estuvo internada desde el 24 de enero resultado de un Accidente Cerebro Vascular (ACV). En la mañana de ayer (1°), la condición clínica era estable, pero el cuadro se complicó al comienzo de la noche producto de un edema cerebral asociado al aumento de presión intracraneal.
Vida
Hija de Antonio João Casa y Regina Rocco, Doña Marisa nació en una familia de inmigrantes italianos. Conoció a Lula en 1973, cuando su familia ya residía en São Bernardo del Campo, interior del estado de São Paulo.
Ella comenzó su vida política militando en el Sindicato de Metalúrgicos de ABC, donde Lula fue electo presidente en 1975, un año después se casaron. Ella fue responsable de cortar y coser la primera bandera del PT, hecha a mano en casa.
En 1980, cuando Lula y diversos sindicalistas estaban presos en las grandes huelgas del período, ella lideró una caminata de mujeres en protesta contra la criminalización de los sindicalistas. En esa época, incluso con Lula preso, las reuniones eran realizadas ilegalmente en su casa, aún en el período de la dictadura militar brasileña.
El 1º de enero de 2003, Marisa Letícia se volvió primera dama y fue considerada discreta en el puesto. Doña Marisa es madre de cuatro hijos — Marcos Cláudio, del primer matrimonio, y Fábio Luís, Sandro Luís y Luís Cláudio, con Lula — y abuela de dos nietos.
Lava Jato
Junto al ex presidente Lula, Doña Marisa ha sido blanco constante de los miembros de la fuerza tarea de la Operación Lava Jato. Ella es acusada en dos acciones penales y debe responder por los crímenes de corrupción pasiva y lavado de dinero.
Los abogados de la ex primera dama afirman que las acciones son un «delirio acusatorio» y una persecución de carácter partidario, cuyo objetivo seria minar una eventual candidatura de Lula a la reelección en 2018. La semana pasada, un renombrado grupo de doce diputados del Partido Demócrata estadounidense clasificó las acciones del juez Sérgio Moro como “tendenciosas e injustificadas”, habiendo comprometido “gravemente los derechos legales de Lula”.
En la primera acción, Marisa es acusada de corrupción pasiva y lavado de dinero por una reforma hecha por la constructora OAS en un triplex en Guarujá, litoral de São Paulo, que aún no fue comprobado que pertenece a la familia. En el segundo proceso se investiga si la empresa Odebrecht habría financiado a la pareja para la compra de un terreno para la construcción del Instituto Lula y para la adquisición del apartamento donde residen en la ciudad de São Bernardo del Campo, interior del estado de São Paulo.
En el transcurso de la Operación Lava Jato, la ex primera dama vio audios y conversaciones triviales de su familia siendo expuestas en filtraciones autorizadas por el juez Sérgio Moro. En marzo de 2016, la Policía Federal intervino, por ejemplo, una llamada entre ella y su hijo Fábio Luís Lula da Silva, Lulinha, en la que mostraba decepción con los cacerolazos contra el Partido de los Trabajadores (PT) en la ciudad.
*Traducción: Gerardo Gamarra y Pilar Troya
Fuente: brasildefato