Ahora que las elecciones de Brasil se acercan, el ascenso del candidato de extrema derecha preocupa a algunos. La descomposición del paisaje político brasileño parece favorecer el surgimiento del candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, apodado el Trump brasileño.
Desde que el ex presidente Lula ha sido vetado para presentarse a las elecciones, su sucesor Fernando Haddad del Partido de Trabajadores, ha tenido dificultades para convencer a sus electores.
Ex militar y candidato del partido Social Liberal PSL, Bolsonaro, es reconocido por sus declaraciones misóginas, racistas, homofóbicas y por su apología a la dictadura militar que sufrió Brasil hasta finales de la década de los ochenta. A pesar de esto, según las últimas encuestas, estaría a la cabeza de las intenciones de votos.
Un amplio movimiento de contestación bajo el lema “El no” ha sido liderado por las mujeres contra Jair Bolsonaro. Si bien, esta contestación ha surgido desde las redes sociales, esto ha continuado en las calles donde diversas manifestaciones masivas tuvieron lugar el sábado 29 de septiembre.
Priscylla Joca, miembro del Colectivo Brasil- Montreal, en el marco de la manifestación que tuvo lugar en esta ciudad canadiense dijo “el no, no es sólo un rechazo hacia Bolsonaro, es un rechazo hacia una forma de hacer política de manera violenta, agresiva, destructiva y fascista. Si antes vivimos un estado de excepción permanente en Brasil, como consecuencia de una forma de hacer política de manera clasista, elitista y sexista, hoy en día, estamos ante el riesgo inminente, real de ver una agudización de todo esto y de vivir una intensificación que no deseamos ni para nosotros, ni para nuestros hijos ni para nuestros nietos. Si no logramos parar lo que está sucediendo ahora, nos tomará generaciones en reconstruir, así como llevamos generaciones reconstruyendo todo lo que fue hecho bajo la dictadura militar en Brasil”.
Millones de personas se reunieron este día en diversas ciudades de Brasil y en diversas ciudades en el extranjero. Bolsonaro, que amenaza de vender territorios indígenas y dar más libertad a la policía, representa una amenaza para todos los sectores marginalizados de Brasil que viven desde ya una discriminación y una represión sistemática.
Meli Orellana del Comité por los DDHH en América Latina nos informa:
Fotos: AFP