Skip to main content

Argentina indigena_asesinado_en_el_cauca.jpg

Desde Argentina, ciudadanos colombianos junto a organizaciones de derechos humanos, denuncian que el gobierno de ese país no está respetando el tratado de paz que llevó a la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), permitiendo que grupos paramilitares asesinen dirigentes con el fin de apropiarse de las tierras del campesinado.

En diálogo con el Colectivo de Comunicación El Yunque, el investigador de la CELAG y analista internacional, Javier Calderón, quien reside en Argentina junto a su familia, a causa de la situación de violencia que se vive en su país, sostuvo que “el motivo por el que reclamamos es la violencia sistemática contra los líderes y lideresas del movimiento social colombiano”.

Y recordó: “Desde la firma del acuerdo de paz en el 2016 ya van asesinadas 311 personas, que en su mayoría lideraban procesos sociales de acompañamiento al proceso de paz, proceso de restitución de tierras, y trabajadores por la transformación del campo colombiano, de la ruralidad, comunidades afrocolombianas, comunidades originarias”.

El colombiano exigió al gobierno de Juan Manuel Santos que “cumpla con los acuerdos de paz y que cumpla con sus obligaciones constitucionales de generar justicia y de generar seguridad para la población”.

A la indiferencia cómplice del gobierno, que goza de impunidad mediática internacional, se suma la indiferencia y el cinismo de algunos gobiernos de la región alineados con EE.UU., para desestabilizar Venezuela. Calderón señaló que el gobierno colombiano es el principal promotor del Grupo de Lima en contra del gobierno venezolano. “Deja mucho que desear la discusión que tenemos en todo el continente, porque mientras estamos fijándonos en la situación de Venezuela, su crisis económica y las dificultades que atraviesa, negando y tapando las dificultades por la que traviesa nuestro país y otros”, sostuvo el investigador.

Alejandro Romero de la red de FARCO nos informa:

Fuente: FARCO

Fotos: FARCO y La Prensa