2019-10-23
Bosque Escuela Pambiliño, proyecto de vida de una familia en el bosque tropical del Chocó Ecuatoriano. Una simbiosis entre restauración y sostenibilidad del bosque y una educación alternativa al desarrollo.
Bosque Escuela Pambiliño Oliver y María Emilia optaron por dar un sentido preferentemente educativo a la fin – ca, creando el Bosque Escuela Pambiliño. La finca de 27 hectáreas, cuando Oliver la asumió contaba con potreros para la ganadería; hoy se siembra café, cacao, carda – momo y muchas otras frutas en una pequeña parte, en las otras tres cuartas partes se realiza restauración y regeneración. “El Bosque Escuela Pambiliño es un espacio de aprendizaje donde al conectarnos con la naturaleza recordamos la sabiduría que tenemos dentro.
Trabajamos para transformar a las personas a través de la educación y el contacto con la naturaleza, para así crear la verdadera sostenibilidad de los bosques y el agua. Soñamos en crear un mundo mejor para tod@s”, indican Oliver y María Emilia en facebook. Pambiliño forma parte de la Red Bosques Escuela del Chocó Andino. Varias familias con finca en la zona del Chocó han conformado esta colectividad para “incidir en la educa – ción y beneficiar a la población local y asegurar la sostenibilidad socio-ecológica…así como incidir en la educación a nivel nacional e internacional”.
Las fincas, agrupadas en la mancomunidad al noroccidente de Quito en el Chocó Andino, cuentan con enfoques complementarios: educación y convivencia, investigación, restauración y regeneración ecosistémica, producción sostenible, entre otras. Algunas de las familias de las fincas participantes son parientes; en la mayoría de los casos son personas quienes decidieron poner fin a su vida citadina volviéndose neo-campesinos. Pero no faltan familias campesinas locales quienes se integraron al colectivo y otros que pasaron de ganaderos taladores de bosque a conservacionistas. A pesar de vivir en el área rural, no todas las familias tienen tierra propia. Desde los diferentes emprendimientos de las fincas de la Red de Bosques Escuela, muchas de las personas sin tierra propia se han incorporado como colaboradoras. Oliver refiriéndose a su ser neo-campesino explica: “Estamos trayendo nuevos instrumentos al campo, haciéndolos accesibles para todos y todas a nivel local: la informática, otros idiomas, campamentos para jóvenes, talleres de arte y educación ambiental”. Con el propósito de lograr incidencia y gobernanza local en torno a la conservación e investigación en la bioregión Chocó Andino se ha constituido en 2006 la Fundación Imaymana. Oliver junto a otros jóvenes de la primera generación de neo-campesinos, han asumido la conducción de la fundación, la cual actualmente apoya la Red BESCHOCO, la gobernanza socio-ambiental y la conservación del territorio y el fortalecimiento y apoyo a su gente para vivir con dignidad, alegría y paz.
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