En el marco de la COP16, que se lleva a cabo esta semana, se han abierto espacios de discusión en los que se exploran temas clave como la biotecnología y la biodiversidad. En esta ocasión, la especialista en microbiología Cecilia de Demergasso, directora del Centro de Biotecnología y consejera del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Chile, participó en una ponencia que profundizó en la importancia de una colaboración más estrecha entre la ciencia y el conocimiento ancestral indígena.
Durante su intervención, Cecilia resaltó la relevancia de los microorganismos presentes en ecosistemas extremos, como los desiertos y salares, en donde ha trabajado con comunidades locales en Atacama, Chile. Explicó cómo el saber de estas comunidades sobre la historia natural de sus territorios ha sido un complemento esencial para la investigación científica. «Para el pueblo local, un salar es más que un ecosistema; es el lugar donde, según sus creencias, se originó la vida».
Uno de los temas abordados en la COP16 es la creación de una base de datos genéticos que incluye microorganismos y especies endémicas, con la colaboración de pueblos indígenas. La base permitiría documentar y proteger conocimientos tradicionales de plantas y animales específicos, un recurso esencial en la preservación de la biodiversidad.
Para la investigadora, los objetivos de la COP deben extenderse más allá de la protección de un 30% de la biodiversidad, evaluando también áreas no forestales, como los desiertos. «La diversidad en el planeta es vasta y necesita una visión que incluya no solo zonas verdes, sino ecosistemas de alta resiliencia, como los desiertos, que también albergan formas de vida críticas para el equilibrio ecológico», puntualizó la especialista.
Producción: Sailyn Fernández, Brayan Arismendy, Ingrid Burgos.