Autor: María Cianci Bastidas
Fecha de Publicación: 2021-11-25
Este 25 de noviembre recordamos la urgencia de la eliminación de la violencia contra las niñas, jóvenes y mujeres. Se tomó el 25 de noviembre, como recordatorio del asesinato de 3 mujeres latinoamericanas, dominicanas para más señas, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal quienes enfrentaron el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Hace 60 años que las mariposas, el nombre clandestino de las hermanas Mirabal fueron encontradas severamente golpeadas, heridas y torturadas en un barranco dentro de un automóvil para simular un accidente.
Las hermanas fueron militantes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio en contra de la represión y dictadura. Dos de ellas fueron violadas en varias ocasiones por esbirros del dictador. Más de 50 mil personas fueron asesinadas por los más de 30 años que Trujillo mantuvo el poder. Entre otros crímenes, el dictador dominicano abusaba de jóvenes y niñas con total impunidad, y Minerva Mirabal puedo escapar de él en una fiesta, esto le valió un ensañamiento personal y familiar hasta las últimas consecuencias.
Un titular de prensa reportó el hecho con la frase “Tres mujeres y un chofer perecen en vuelco” imponiendo una versión oficial, y desconociendo las múltiples amenazas y antecedentes que sobre las hermanas Mirabal recaía por más de 11 años. Trujillo nunca fue juzgado fuera ni dentro de su país y solo 6 meses después del asesinato de las Mariposas Mirabal, fue derrocado su régimen.
El femicidio/feminicidio es considerado como la máxima expresión de violencia de género y probablemente una de las principales causas de muerte de mujeres y niñas en la región. El Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) registra que en el año 2020, tiempo de pandemia, confinamiento y otras medidas de protección sanitaria 4091 mujeres fueron víctimas de femicidio, eso tomando en cuenta el registro oficial de 17 países de América Latina y 9 del Caribe. Si tardáramos 1 minuto en pintar el nombre de cada una de las mujeres asesinadas, estaríamos casi 3 días con sus noches. Detrás de cada niña, joven o mujer asesinada hay una vida, una historia silenciada de violencia recurrente, no escuchada y no atendida oportunamente por los Estados.
Hay diferentes tipos de violencia, y con frecuencia se viven de forma simultánea. La violencia basada en género es estructural, es atravesada por otros elementos que evidencian la desigualdad, asimetría y subordinación en la que se encuentran niñas, jóvenes y mujeres. Pero eso no significa que siempre deba ser así, por el contrario hay posibilidades de trazar vidas libre de violencia, nuevas formas de relaciones que establezcan la dignidad como prioridad, y que los cuidados sean sostenidos desde una responsabilidad comunitaria y Estatal.
Lo personal es político, como lo han testimoniado las Mariposas Mirabal, memoria que hacemos presente en las propuestas de luchas impostergables por la no violencia.