2020-10-26
Debate sobre el derecho a la educación de personas jóvenes y adultas (EPJA), en esta entrevista contamos con la Coalición Colombiana por el Derecho a la Educación, María Elena Urbano Dorado y por el Consejo de Educación Popular (CEAAL), Rosa Elva Zúñiga López.
La XI Asamblea Regional de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) tiene como tema central el Derecho Humano a la Educación: horizontes y sentidos en la post pandemia, y se llevará a cabo del 13 de octubre al 26 de noviembre de 2020.
Actualmente con el contexto de pandemia ¿En qué condiciones se encuentra la Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA)?
Rosi: En estos tiempos de pandemia, la EPJA se ha visto vulnerada, sobre todo, si vemos las problemáticas que existen en torno a la educación formal, que tiene toda una estructura de apoyo y financiamiento, y aún así está limitada, la EPJA está siendo también muy afectada.
Sobre todo porque lo que vemos en nuestra región es que muchos gobiernos no le apuestan, no lo tienen como prioridad. Se ha afectado el derecho a la educación, no solo en el sentido de decir quién tiene acceso para ir a la escuela, sino que desnudado la brecha digital que existe, a la vez que muchas personas, familias no tienen un casa digna o acceso al agua y eso vulnera el Derecho a la Educación.
Las personas que estudian en el marco de la EPJA son las que vienen con condiciones de alta vulnerabilidad. La falta de un ingreso ha agudizado esta problemática.
María Elena: En Colombia, la situación de la EPJA también se encuentra en el marco que plantea Rosi, pero con un agravante, las condiciones de desigualdad en relación a otras formas de educación. La EPJA no es una política muy reconocida a nivel de la institucionalidad, el financiamiento es escaso, por no ser una política pública como tal. En las condiciones planteadas por la pandemia, con el recorte que hubo del presupuesto de Educación, la primera afectada fue la EPJA. A tal punto que en este período nos tocó hacer una movilización grandísima para que se garantizara el Derecho a la Educación, ya que se suspendieron las matrículas y horas extra, que son la condición en la que se garantiza la EPJA. Es con horas extra por parte de los educadores, no hay personal de planta.
Al disminuirse los recursos tuvimos que realizar acciones tutelares de derecho y finalmente logramos que por lo menos una directiva del Ministerio de Educación Nacional pudiera ser replanteada y eliminado el artículo que afectaba de una manera lamentable el Derecho a la Educación de estas personas, doblemente afectadas, por ser personas de haber sido expulsadas de los sistemas educativos, al acceder por segunda vez, nuevamente, a esas personas que están con mayor fragilidad y vulnerabilidad, se les afecta mucho más el derecho.
Estamos realmente muy afectados y la movilización tiene que continuar. También el proceso de incidencia que por supuesto nosotros acompañamos.
¿En qué medida el énfasis en la educación popular de personas jóvenes y adultas es oportuna para el contexto regional?
Rosi: Desde CEAAL, uno de nuestros grandes énfasis de acción es la educación popular, feminista, liberadora para la transformación. Es fundamental porque partimos del supuesto, como Paulo Freire nos lo señaló, que la educación debe ser una llave, una herramienta para leer el mundo, no solamente para leer las letras.
En este sentido, es fundamental que los procesos de EPJA tengan este ingrediente de formación política para comprender la realidad en la que se vive. Sobre todo, para reconocer que vivimos dentro de un sistema de relaciones económicas y de poder que nos excluyen. Por lo que se hace necesario fomentar procesos de participación, de toma de decisiones, incluyendo los contextos concretos de cada territorio.
Es decir, cada proceso educativo, formativo, reflexivo que se lleve a cabo, tiene que responder a un contexto concreto, diferente de otros. Hay el desafío que cada proceso genere sus propias estrategias de acción desde los territorios y sobre todo, que parta de la realidad concreta de los sujetos.
Generalmente, la personas adultas, como decía María Elena han sido excluidos del sistema y quienes más son afectadas, son las mujeres. Esto implica también que repensemos como son nuestras relaciones en la casa y en la calle, quién se está haciendo cargo de las labores cotidianas lo que entraña un proceso educativo y reflexivo. Así que si queremos construir vida digna, generar procesos de autonomía y de construcción propia, se tiene que partir por reconocer nuestras propias relaciones de poder al interior de nuestros espacios y también en los espacios más amplios, en la universidad, en la escuela, en los espacios propios de construcción de saberes colectivos.
¿Qué amenazas y oportunidades se plantean desde la Coalición para fortalecer el derecho a la Educación de Personas Jóvenes y Adultas?
María Elena: Amenazas, muchas. Empezando por las condiciones en las que la EPJA como un servicio que se presta – a nivel institucional no se habla de un derecho- que cada día está mucho más deteriorado. El Estado brinda ese servicio, por ejemplo facilitando instalaciones físicas, las aulas en horas nocturnas y las horas extra para los educadores. Las y los estudiantes que participan de la EPJA están privados de elementos necesarios para una educación de carácter integral. No tienen acceso a una biblioteca, cuando ellos llegan los colegios no tienen servicios de secretaría, ni un refrigerio que se les pueda garantizar. Es más, en muchas regiones del país, quiense acceden a la EPJA tienen que pagar matrícula, así sea poco, pero es un castigo. «Ustedes salieron de la formalidad, entonces ahora se les castiga».
En esas condiciones, estamos trabajando sobre los retos, porque afortunadamente logramos construir una alianza potente con DVV, con la CLADE y varias instituciones que nos acompañan. Tenemos un plan que venimos elaborando desde el año pasado, donde lo primero es incidir por mayor presupuesto para la EPJA.
Queremos que se refuerce, se reconozca y se fortalezca una política pública para la EPJA. En ese sentido, hay puntos claves. Uno es la modificación del artículo 67 de la Constitución Política de Colombia que limita el derecho y la obligatoriedad por parte del Estado de garantizar la gratuidad de esta modalidad educativa. Este artículo reconoce solo la gratuidad y la obligatoriedad de la Educación para las personas mayores de cinco años y menores de quince, lo que coloca una situación bastante inédita.
En segundo lugar, fortalecer la política pública. Si bien es cierto que en el Ministerio de Educación Nacional figura la alfabetización, ésta no tiene las garantías, la institucionalidad, los soportes, los materiales pedagógicos, el contar con mediadores de tiempo completo. En la medida en que tengamos una política pública fuerte y sea reconocido en un CONPES (Consejo Nacional de Política Económica y Social), un documento de planeación donde se fijan presupuestos – que permita planificar mejorar la parte institucional. Esos son los grande retos, ya que con la pandemia el panorama se ha complejizado mucho más. Por ello se tiene que ir reforzando las demandas para que se garantice el Derecho a la EPJA acá en Colombia.
Se viene hablando mucho sobre la nueva comunidad, la nueva sociedad que queremos en la pospandemia ¿Cuáles son los elementos indispensables que debe contemplar la Educación de Personas Jóvenes y Adultas en la proyección de la «nueva normalidad»?
Rosi: Lo que hemos estando discutiendo en CEAAL y con redes aliadas, es que no podemos regresar a lo mismo. Tendríamos que reconocer como sociedad esta gran exclusión que se ha dado históricamente. Es un problema estructural, el tema del acceso a la educación. Deberíamos repensar nuestros tiempos, el tiempo dedicado al trabajo, los dedicados al estudio, nuestros tiempos dedicados a un ocio productivo, a un ocio que nos nutra y nos llene el espíritu, que nos llene de compromiso comunitario.
Estamos ante un desafío de repensar nuestras relaciones con la naturaleza, analizar qué estamos consumiendo y eso qué implica. Regresar con un análisis crítico de qué, de lo que hacemos cotidianamente, contribuye a construir una mejor sociedad y qué cosas agudizan las relaciones.
Implica también cuestionar este sistema patriarcal, en muchos lugares todavía colonialista, de sentirnos dueños de las personas o de fascismo, donde hay gobiernos autoritarios y necrófilos y pensar cómo regresar a la comunidad. Tienen que construirse procesos de diálogo fraterno, de reconocer los dolores y de decir ¿cómo seguimos juntos, cómo empezamos de nuevo y cómo recuperamos nuestras historias y nuestros saberes, cómo construimos una mejor vida para todas y para todos y para todes? Ese es el gran desafío para regresar a una educación transformadora, liberadora y llena de sentido.
María Elena: la educación toda y la EPJA, de la que estamos hablando, tienen que recobrar su lugar en la sociedad y en la comunidad de naciones. Tenemos que lograr fortalecer nuestros vínculos como organizaciones sociales, como organizaciones de sociedad civil y mirar en una dirección para que nuestras demandas sean potentes y que realmente podamos hacer incidencia en los cambios y las transformaciones que se requieren.
Es importante una educación integral, que tenga en cuenta todas las potencialidades que como seres, con la naturaleza, tenemos para mejorar nuestro universo. La EPJA tiene que volver sus oídos para escuchar esas voces, para que se considere una educación que sea situada, permanente, que reconozca la diversidad. Eso es un gran reto que tenemos.
Lo veo desde Colombia a veces con desesperanza, ya que los gobiernos son cada vez más sordos frente a las demandas de las personas, de las comunidades. Tenemos que disminuir tanta brecha, tanto obstáculo que tenemos para acceder a los derechos que nos dignifican. Ese es el sentido de los Derechos Humanos. La dignificación de la vida humana y de toda la vida en general, de la Naturaleza, porque somos parte de ella.
Hay desafíos muy grandes por mayores presupuestos, por ampliar nuestras democracias, porque no hay tal democracia. Acá por ejemplo, con la pandemia, nosotros nos encerramos, pero el Estado con todas las posibilidades para emitir nuevas leyes, ha tomado medidas en el contexto de excepción por esta situación, que en lugar de acercarnos más a los beneficios que deberíamos gozar todos, todas y todes, nos distancian más de ellos.
Que la comunidad internacional también se unifique en torno a todas estas demandas. Ese es el sentido de lo que estamos preparando para el próximo panel de la Campaña Latinoamericana, recoger esas propuestas, mirar cómo estamos en la perspectiva de mejores futuros.
Debe ser reconocido, monitoreado, debe haber una verdadera rendición de cuentas de los Estados, porque se vuelve algo muy suave que tú llegues, firmes, pero que en la realidad no lo vemos. Las CONFINTEAS (Conferencia Internacional de Educación de Adultos, de la UNESCO ) existen desde el ’49 y cada vez se está viendo que la situación está más complicada, más deteriorada para garantizar el Derecho a la Educación por parte de los garantes de derechos. Ese es un pedido que debemos hacer.
Una frase para la despedida, para irnos con esperanza
Rosi: Nos toca organización, formación y acción para la transformación.
María Elena: Reflexionar en lo que nos está pasando, soñar otro futuro, fortalecer los vínculos, dignidad para los pueblos, abandonar los egoismos, ampliar nuestras democracias, ser más felices.
Escucha la entrevista aquí:
Cobertura conjunta PRESSENZA, ALAI y ALER.
Producción: María Cianci Bastidas, ALER.
Transcripción: Javier Tolcachier, Pressenza
Foto: Fellipe Abreu