Durante tres días la capital de Brasil, Brasilia, fue ocupada por más de 4 mil indígenas en el Campamento Tierra Libre, el cual, se llevó a cabo en un clima de mucha tensión por la fuerte presencia policial y militar, autorizado por el ministro de la Justicia.
Con esa movilización los pueblos originarios del país, así como representantes de diversos pueblos indígenas del continente, dieron a conocer a la sociedad brasileña e internacional sus demandas, así como la amenaza que representa el presidente de extrema-derecha a sus territorios, Jair Bolsonaro.
Desde Canadá, informó Rosa Peralta del Comité por los derechos humanos en América latina, CDHAL.