2017-07-14
EXPERIENCIAS INSPIRADORAS: El relato describe con vívidos detalles la experiencia de la Granja Azul; un establecimiento ubicado muy cerca de la ciudad de Puno (Perú), donde la radio en alianza con profesionales independientes dedicados a trabajar en el sector agrario, desarrollan la crianza de cuyes con tecnología adaptada a la zona altiplánica
Esta experiencia resultó reconocida en el Concurso Contar para Encantar en el marco de la XV Asamblea General de ALER
Desde sus inicios, radio Onda Azul ha tenido un vínculo muy fuerte con la población puneña[1], acompañándola a través de su historia, y desde la década del cincuenta, siendo parte de ella. Las personas que llegan por vez primera a estas tierras, se quedan sorprendidas por su maravilloso lago, a cuyas orillas está la ciudad de Puno, custodiada por sus apus[2] tutelares, el Cancharani y el Azoguini.
En el año 2013, el obispado de Puno, cede a la radio un terreno donde instalar la nueva antena, la propiedad está a 12 kilómetros de la ciudad a orillas del Lago Titicaca, luego de la primera inspección los compañeros emocionados sugirieron hacer una chacra[3] de papa, y es que la propiedad se prestaba para ello.
“Creíamos que hacer una chacra de papa era fácil, pero el trabajo en campo es distinto, pues hay que saber en qué momento se realizan los aporques y esas cosas; y es que nosotros hacemos radio, el reto fue encontrar a una persona que tenga la práctica en el campo, eso, junto a la radio, sería un binomio importante.” Comentaba Yovanni Manrique, administrador de Radio Onda Azul.
No les fue bien en esa primera experiencia, casi todos se desanimaron, “mejor nos dedicamos a lo que sabemos” dijeron algunos, pero en la cabeza de Yovanni, estaba la idea de hacer algo con esa granja. Así que fue hablando con muchas personas acerca de qué hacer allí, todos le respondían más o menos lo mismo zapatero a tus zapatos. Ya casi cuando las esperanzas se le iban, un amigo (que alguna vez tuvo un programa allí) de la radio llega y le dice: Yovanni me han dicho que tienes una granja muy bonita, tendremos que trabajar allí.
La respuesta no se hizo esperar, trabajemos chocherita. Allí mismo conformaron el equipo, dos personas de la radio (el administrador y un productor) trabajarían junto a un ingeniero agrónomo y un zootecnista que tenían bastante experiencia en campo.
La idea era, experimentar con crianza de cuyes y cultivos, para luego socializar el conocimiento con los vecinos de la granja y también a través de la radio; nuestros amigos se encargarían del trabajo de campo, y nosotros lo que mejor hacemos, llegar a la audiencia.
El sol empieza a sacarle colores al lago, en la orilla una fría brisa juguetea con los totorales, es la madrugada de un lunes de diciembre, y como todo inicio de semana en la granja azul están listos para ir por la totora que les ofrece el lago, el técnico de la granja, don Willi, se cuelga la pequeña radio en el pecho y sale en la vieja camioneta, es la hora de ir por el alimento de sus engreídos; los cuyes.
El departamento de Puno, es conocido como una región agropecuaria, el último censo agrario da cuenta del potencial que se tiene, sin embargo la falta de políticas adecuadas para este sector han postergado –por años– el ansiado despegue. Las condiciones climáticas adversas le juegan en contra a la agricultura, las granizadas y nevadas –intensas– en los meses de mayo, junio y julio, afectan seriamente a las chacras y al ganado. Pero esto no ha sido impedimento para que aymaras y quechuas aprendan a convivir con todo esto, incluso sacándole provecho.
El lugar donde se ubica la Granja Azul es al sur de la capital del departamento, cerca al lago Titicaca, zona aymara mayoritariamente fortalezca su amor por el trabajo de la tierra y la crianza de animales.
Las familias que viven cerca de la granja, se dedican a la crianza de animales (ovejas, chanchos, gallinas y algunos vacunos) y al cultivo de la tierra (papa, quinua, habas, cebolla), esta actividad mixta les asegura comida para sus familias; sin embargo, tienen dificultades en el manejo tecnológico que les impide tener buena producción.
La primera actividad que se realizó fue la crianza de cuyes, porque había infraestructura (algo deteriorada) pero que tranquilamente podía servir para empezar, como todo inicio se tuvo algunos inconvenientes, pero los profesionales dieron respuesta a todas las dificultades, desde alimentación, hasta problemas de sanidad. Sobre la marcha se corrigieron prácticas y con el transcurrir de los meses, el proyecto que se inició con cinco módulos, iba creciendo.
“Decidimos trabajar con cuyes, porque es un animalito que se adapta muy bien a los objetivos que teníamos como equipo, pues planeábamos contribuir a la seguridad alimentaria, y los cuyes se reproducen muy rápidamente y nos ofrecen carne de muy buena calidad, que es esencial para nuestros niños”, así lo expresaba Noel Títalo, especialista en cuyes.
Cuando ya se tenía lleno un galpón (más o menos siete meses después) y la experiencia necesaria, vino el trabajo de contactar con alguna organización o comunidad, allí jugaron un rol muy importante el personal de la radio, ya que a través de ellos se pudo establecer lazos con nuestros hermanos del centro poblado de Molino (provincia de Chucuito Juli). Lo primero que hicimos fue invitarlos a que visitaran nuestra granja, y por ellos mismos vieran las ventajas que tiene la crianza de cuyes. La visita se realizó un fin de semana, nuestros amigos vieron que era relativamente sencillo criar a estos animalitos, se fueron con la promesa de conversarlo en una reunión comunal.
Cuando se le comentó a don Willi que se haría cargo de unos cuyes, puso cara de pocos amigos, es que nunca había criado algo así, argumentó que podía hacerlo con ovejas, chanchos, hasta vacunos, pero cuyes no ingeniero (inge), se me pueden morir y ¿después?, Noel y Juan Carlos (los inges) se comprometieron a enseñarle todo lo que se tiene que saber de los cuyes, a regañadientes Willi aceptó. Ni siquiera se imaginaba, que dos años después estaría capacitando y compartiendo experiencias a los grupos que vendrían a visitarlo desde varias partes del departamento.
Al cabo de 20 días, la junta directiva regresó a la granja, en reunión habían decidido criar cuyes, a pesar de que algunos se opusieron, la mayoría votó para que empezaran lo más pronto posible, y es que ver la manera como era la crianza en nuestros galpones, los animaba aún más.
Convenimos hacer un cronograma, ya que primeramente se daban dos charlas de capacitación en la granja misma, al finalizar cada una de ellas, en equipos participarían en el manejo de los galpones (limpieza, manejo, pesado, alimentación, destete, etc.), bajo la supervisión de don Willi. Creyentes de que la práctica es la mejor forma de aprender algo, hicimos de nuestra fortaleza (tener los galpones y los cuyes) nuestra principal arma para que ellos puedan hacerlo por sí mismos. Después de cada actividad el personal de la radio realizaban dinámicas para que lo que hayan aprendido ese día, pueda quedar grabado en sus mentes; allí también se recogía los testimonios de los participantes, para a partir de esa información hacer programas divulgativos que irían a formar parte de la programación de la radio.
Motivados por el interés mostrado por nuestros amigos de Molino, empezamos a preparar los animalitos que irían a cada una de sus casas, (cada módulo constaba de 1 macho y 6 hembras) ellos, a su vez, preparaban sus casitas donde iban a llegar esos reproductores, la alianza empezaba a mostrar sus primeros frutos, el compromiso y dedicación que mostraban algunos de ellos, realmente conmovía.
Generar espacios donde se promuevan actividades productivas que pueden ser asumidas por las familias, es una de las principales razones que impulsó la alianza entre Radio Onda Azul y el Centro de Investigación Producción y Extensión Agropecuaria (CIPEA), para luego socializar la experiencia en programas que son difundidos por la radio, motivando a familias o grupos organizados a visitarnos y ver la forma en que se trabaja y la posibilidad de criar cuyes para el sustento familiar.
Más al sur, en el centro poblado de Molino, doña Irene es la primera en despertar, pollera de un rojo intenso y un mantón grueso cubriéndole la espalda, sale también de su dormitorio, va por un serpenteante caminito entre chacras de papa y quinua, hasta el alfalfar, empezará el día cortando forraje para sus cuyes, es época de lluvia y el campo rebosa de verdor.
En algunas reuniones nos preguntamos ¿Qué hacemos –nosotros hombres de radio– ayudando a cargar totora para el alimento de los cuyes?, ¿Qué hacemos en días de feria convocando a los comuneros para que participen de los cursos de capacitación?, o ¿Por qué tenemos faenas de limpieza de galpones cada 15 días, cuando deberíamos estar guionizando algún programa, o coordinando alguna entrevista?, y la respuesta es que, hemos saltado de la teorización de los consejos en cabina a la práctica en el campo, que ahora sabemos cuáles son los problemas a los que se enfrentan nuestros campesinos cuando se embarcan en algún proyecto, no enseñamos desde la teoría, hemos vivido tres años en la práctica y lo poco que podemos compartir lo hacemos con ellos, que son los que menos tienen.
En una región donde la anemia en infantes menores de 3 años roza la increíble y monstruosa cifra del 85%, queremos aportar con alimentos que nos ayuden a combatir este flagelo, porque estamos convencidos de que solamente asegurando a nuestros niños y niñas ahora, podremos pensar en un mejor mañana.
Son las 6 de la tarde, en la radio de la combi se escuchan las noticias de radio Onda Azul, más allá –al sur– la buena noticia, empieza a hacerse realidad.
Equipo Radio Onda Azul[4]
Para leer más puedes acceder al Libro Siembras del buen vivir: Entre utopías y dilemas posibles. ALER, Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (2016). Quito – Ecuador
