Desafíos del movimiento social de Panamá en el adverso contexto actual.
En Panamá los movimientos sociales, sindicales e indígenas resisten las políticas del gobierno de Juan Carlos Varela. Proyectos extractivos que arrasan con la naturaleza, la violencia contra las mujeres o la vulneración de los derechos de los trabajadores son realidades que ocupan el día a día de esos movimientos. También se repiten los hechos de corrupción, la exclusión social y las violaciones a los derechos humanos.
Pedro Meño, del pueblo Ngäbe Buglé, explicó en Contacto Sur que “la situación en el movimiento indígena es algo bastante crítico, nosotros nos hemos negado a seguir la política del gobierno, porque es una forma de explotación que nos están haciendo, en donde abusan de los derechos legales que tenemos como indígenas”.
En declaraciones a Radio Temblor, puntualizó que “también estamos en la lucha contra la represa Barro Blanco, que está ubicada en un terreno que es anexo a la comarca Ngäbe Buglé, y como es una zona anexa el gobierno ha querido imponer sus leyes. Nosotros no aceptamos que esas tierras son del gobierno. La cuenca del mismo río está dentro del área de la comarca”.
Estos proyectos extractivos y que afectan a los bienes comunes son posibles gracias al marco que dio el Plan Puebla Panamá firmado en 1994 por la ex presidenta Mireya Moscoso y otros presidentes de la región.
Liliana Meza del Sindicato de Trabajadores de las Gaseosas de Panamá enumeró “el maltrato hacia la mujer, el femicidio y la explotación” como los problemas que enfrentan en Panamá y expresó que “estamos tratando de organizar la lucha para que nos respeten como mujeres”.
Desde el punto de vista de los trabajadores, el dirigente Carlos Moreno, subsecretario general del mismo sindicato, advirtió que hay una búsqueda del gobierno panameño por abaratar el costo laboral y aplicar la flexibilidad laboral. Moreno remarcó que en Panamá sólo “el 12 o 15 por ciento de los trabajadores estamos organizados pero la gran mayoría no lo está” y por eso “hay una gran carencia en la sociedad de la voz que deben llevar los trabajadores organizados”.