Los líderes de la principal central obrera se conformaron con poquito y postergaron otra vez el paro general. Se trata de los tres dirigentes que conducen la Confederación General del Trabajo, la CGT, que el mes pasado fueron facultados para reclamar medidas al gobierno que reparen la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y en caso de no obtener respuestas convocar a un paro nacional.
El gobierno de Mauricio Macri les anunció un pago extra de mil pesos a fin de año y por única vez, para los jubilados que menos ganan y para las familias sin trabajo que reciben ayuda estatal conocida como Asignación Universal por Hijo. Mil pesos es apenas el 8 por ciento de lo que una familia necesita en Argentina por mes para no ser considerada pobre. Además se anunció que los trabajadores que cobran salarios más altos que el promedio, no pagarán impuesto a las ganancias por el aguinaldo de fin de año. Aunque no hubo anuncio de bono para los trabajadores registrados ni estatales ni privados, los líderes de la CGT, firmaron un acuerdo aceptando lo ofrecido y dejaron de lado la posibilidad de un paro. Ahora comenzarán reuniones con empresarios para intentar conseguir algo más.
La decisión de la CGT decepcionó al resto de las centrales obreras y movimientos sociales que vienen insistiendo en la necesidad de un paro general por la grave situación en que el gobierno de Mauricio Macri dejó a las familias trabajadoras en estos 10 meses.
El líder de la Central de Trabajadores Argentinos Hugo Yasky dijo que parecería que la CGT “viviera en otro mundo” y aseguró que “la propuesta es insuficiente y miserable en relación con la necesidad que plantea un escenario de pérdida salarial sostenida durante todo el año. Además dijo que la semana que viene habrá reuniones porque “hemos decidido activar la cuenta regresiva de la jornada de lucha nacional”.
Dos de los principales reclamos que ni siquiera estuvieron en la negociación y menos en el acuerdo fueron el freno a los despidos y la reapertura de la discusión salarial, ya que los sueldos perdieron 10 puntos con respecto a la inflación.
La decisión de la CGT de conformarse con lo muy poquito ofrecido por el gobierno de Mauricio Macri y no convocar a un paro nacional también cayó mal en los movimientos sociales que agrupan a trabajadores no registrados. Estos movimientos se habían reunido con la CGT antes de la negociación con el gobierno para trasladarles sus reclamos. El líder del Movimiento Barrios de Pie dijo que ven “mucha dilación de los dirigentes sindicales” a pesar del grave deterioro social provocado por el gobierno de Mauricio Macri.
El gobierno del empresario Mauricio Macri con poquito logró frenar un paro de todas las centrales obreras aunque no la protesta social. El panorama que parece sobrevenir es el de una CGT dialoguista y complaciente con el gobierno, una unidad de todas las centrales cada vez más lejana por este motivo y al resto de centrales obreras, gremios disidentes de la CGT y movimientos sociales aunando esfuerzo para enfrentar con paros y movilizaciones las políticas contra el pueblo trabajador que aplica hace 10 meses el gobierno de Mauricio Macri.