Ante cientos de miles de fieles presentes que abarrotaron la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco presidió la Misa de canonización de Santa Teresa de Calcuta.
Se calcula que unas 120 mil personas provenientes de todo el mundo asistieron a la ceremonia.
«Pienso que tal vez tendremos un poco de dificultad en llamarla Santa Teresa. Su santidad es tan cercana a nosotros, que espontáneamente la seguiremos llamando Madre Teresa», dijo el Papa Francisco durante su homilía.
Oró porque «esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión».
Finalmente, Francisco I recordó que Madre Teresa amaba decir: «Tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír» porque abriga el corazón en su sonrisa. Llevemos en el corazón su sonrisa y entreguémosla a todos los que encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura».
Al terminar la ceremonia de canonización de Santa Teresa de Calcuta, el Papa Francisco ofreció este domingo 4 de septiembre, una fiesta para 1500 pobres y necesitados.
Según informó el Limosnero Pontificio, el Arzobispo polaco Konrad Krajewski, el Papa ofreció pizza napolitana preparada especialmente para la ocasión. El almuerzo festivo no estaba incluido en el programa oficial de las actividades y fue anunciado poco antes de la ceremonia de canonización.
El atrio del Aula Pablo VI fue el lugar escogido para este evento al que han sido invitados “los pobres y necesitados, sobre todo de las casas de las hermanas de Madre Teresa y provienen de toda Italia: Milán, Bolonia, Florencia, Nápoles y todas las casas de Roma”.